haciendodiscipulos

Artículos Escogidos Home Tiempos

La segunda venida de cristo, ivan baker

27/03/2019

La segunda venida de cristo, ivan baker



Un extenso recorrido por las Escrituras en lo referido a la esperanza de la Iglesia del retorno de su Señor. Este estudio fue dado por Ivan Baker en forma de audios tomados en una serie de charlas sencillas dadas a un grupo de hermanas en su hogar durante el año 1996. Este trabajo ha sido transcripto y editado para facilitar la lectura y el estudio.

Introducción: Cómo Surgió Mi Interés Por Estudiar Este Tema

A lo largo de los últimos meses me han insistido ustedes que hable sobre el tema de la segunda venida de Cristo, y la verdad es que lo voy a hacer con mucho interés, porque es algo que me atrae grandemente. Le pido al Señor que me de la gracia para presentarlo de una manera fácil de entender, porque muchas veces se lo complica más de lo necesario. Vamos a abordarlo de manera simple y sencilla y, con la guía del Espíritu Santo, nuestros ojos serán abiertos acerca de muchos acontecimientos ocurridos y por ocurrir.

En primer lugar diremos que la Biblia es la carta de nuestro Padre y que Él se ha encargado de incluir en ella este tema para conocimiento de los santos. Cuando el mundo sin Cristo lee la Biblia no la entiende, pero el Señor ha dado, por medio del Espíritu, gracia a los sus hijos para entender. Sin embargo  este tema está disperso en la palabra de manera que es como si el Señor requiriese un deseo especial para poder descifrarlo, y solo quienes insisten y persisten reciben la revelación necesaria y la armonía y orden de todos los factores.

Hace más o menos unos 12 ó 13 años estaba desayunando con un hermano y mi esposa,  y él me hizo una pregunta sobre escatología, es decir,  sobre la segunda venida del Señor. Esta pregunta trajo en mí un ardor, porque me di cuenta de que nunca había tenido interés para estudiar la palabra sobre este tema. Es que me resultaba complejo, difícil de descifrar, inalcanzable. Cuando a veces leía la palabra para intentar desenmarañar tanto misterio, en vez de entender, el tema se volvía más complejo. Tenía admiración por quienes enseñaban sobre el asunto porque tomaban un versículo por la mitad, y lo combinaban con un “pedazo” de otro, y así armaban  cada pieza de un vasto rompecabezas. Y pensaba que nunca yo podría hacer tal cosa, que esto requería un conocimiento y una sabiduría que yo no tenía.

Pero ese desayuno marcó un antes y un después porque el Señor aquel día me tocó y me dijo: “Vas a leer y estudiar sobre la Venida del Señor y vas a hacerlo así: primero comenzarás con los Evangelios y dejarás de lado lo demás. Una vez que entiendas bien los Evangelios entonces tomarás las Epístolas Apostólicas y las profecías del Antiguo Testamento. Además no te esfuerces por entender”.

Hasta ese momento, cuando leía sobre el tema, ponía un pié sobre los Evangelios y otro pié sobre las Epístolas y me lanzaba después en tercer lugar recién  hacia las Profecías, pero ahora Dios me estaba mostrando un camino diferente. Y lo que más me impresionó y convenció fue su última instrucción: “no te esfuerces por entender”. “¡Qué cosa más extraña!”, pensé.

 Y tal fue mi convicción de que Dios me había hablado, que esa misma mañana después del desayuno comencé con Gloria a leer los Evangelios. Por un largo tiempo, siempre recordando lo que el Señor me dijo, me dediqué a los Evangelios sin tocar las cartas apostólicas, sin tocar las profecías del Antiguo Testamento. Y así, una vez que terminé con los evangelios, empecé a leer las Epístolas intentando interpretarlas a la luz de lo que había encontrado en la propia boca de Jesús.

Me acordé del siguiente pasaje:

12 “Todavía tengo que deciros muchas cosas, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Y cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; pues no hablará por sí solo, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que han de venir. Juan 16:12-13 (RVA)

Pensé, ¿A qué se refiere al decir “las cosas que han de venir”?. Entendí que Cristo les estaba anticipando que la revelación de los acontecimientos futuros iba a ser completada luego de su partida por el propio Espíritu Santo. Esto no quiere decir que lo que Él les había enseñado sobre el tema hasta entonces iba a ser corregido o cambiado, sino que sería completado. Por lo tanto entendí que al leer las cartas apostólicas debía tener cuidado de “ubicar” lo añadido por el Espíritu en las cartas apostólicas, en el contexto de lo ya hablado por Jesús en los evangelios.

Esto me ayudó a entender cómo encarar las Epístolas Apostólicas, y la riqueza que hay allí combinó perfectamente bien  con los Evangelios dándome certeza de que el Señor me estaba ayudando.

Y en tercer lugar empecé a abismarme, a gozarme, en las Profecías; primeramente Apocalipsis, luego Daniel. A continuación empecé a leer todo Isaías el cual es una profecía extensa.  Prácticamente todo este libro está dedicado al milenio, esto es los 1000 años de paz sobre la tierra (por ahora simplemente lo menciono así).  Isaías usa dos tonos: Por un lado habla puntualmente del Rey “tal y tal”, “fulano de tal”, de un acontecimiento específico que ocurre en el pueblo; pero por el otro, de repetidamente dice: “pero vendrán días…” para narrar una vez tras otra de todo lo que va a acontecer cuando venga el Señor y haya paz en la tierra.

Para ejemplificar, menciono en Isaías los siguientes pasajes:

6 Entonces el lobo habitará con el cordero, y el leopardo se recostará con el cabrito. El ternero y el cachorro del león creceránjuntos, y un niño pequeño los conducirá. 7 La vaca y la osa pacerán, y sus crías se recostarán juntas. El león comerá paja como el buey. 8 Un niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y el recién destetado extenderá su mano sobre el escondrijo de la víbora. 9 No harán daño ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehovah, como las aguas cubren el mar. Isaías 11:6-9 (RVA)

2 Acontecerá en los últimos días que el monte de la casa de Jehovah será establecido como cabeza de los montes, y será elevado más que las colinas; y correrán a él todas las naciones. 3 Muchos pueblos vendrán y dirán: “Venid, subamos al monte de Jehovah, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos, y nosotros caminemos por sus sendas.” Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehovah.4 El juzgará entre las naciones y arbitrará entre muchos pueblos. Y convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. Isaías 2:2-4 (RVA)

Es claro que estos dos pasajes se refieren a una era que aún no ha llegado. El lobo aún no habita con el cordero, el Señor aún no juzga a las naciones, las espadas aún no se han convertido en instrumentos de labranza. Hoy en día, el Señor está en su tiempo de gracia y está con esa gracia soportando la situación de las naciones, pero viene un día en que Él va a tomar la vara del rigor y va a gobernar. Esto lo vemos en el Salmo 2:

7 Yo declararé el decreto:

Jehovah me ha dicho:

“Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy.

8 Pídeme, y te daré por heredad las naciones,

y por posesión tuya los confines de la tierra.

9 Tú los quebrantarás con vara de hierro;

como a vasija de alfarero los desmenuzarás.”

Salmo 2:7-9 (RVA)

Pero volviendo a nuestros días, nos damos cuenta que este tiempo aún no ha llegado, que vivimos el tiempo de la gracia de Dios. Pero un día Dios gobernará con vara de autoridad al punto de desmenuzar y reprender a las naciones.

Al leer Isaías comencé a darme cuenta que trataba temas recurrentes, y me dispuse a buscar esos temas y “perseguirlos” a lo largo del libro. Por ejemplo el asunto del castigo de las naciones. Este era un tema recurrente en el libro y empecé a alarmarme por la dureza de los juicios pronunciados: se las calcinará como cal, Dios se levantará sobre ellas como un león ruge sobre su presa. Pero este día no ha llegado. Pertenece a un tiempo futuro. Cuando cantamos “Su camino nos enseñará, y andaremos en él, porque de Sion la ley saldrá y la palabra de Dios de Jerusalén” estamos cantando de una época distinta, no de la nuestra, porque aunque de cierto modo del Señor y de Israel salió la Ley, Israel  rechazó y crucificó al Mesías. Sin embargo aunque aún el pueblo elegido de Dios insiste en rechazar a Cristo, cuando el Señor vuelva, el Señor restablecerá el trono de David y  desde Jerusalén gobernará todas las naciones.

Ahora, volviendo al punto inicial, yo quedé impactado con esa palabra del Señor en aquel desayuno y procuré fielmente hacer lo que el Señor me mandó: leer en el orden que Él me mostró y dejar que Él sea quien me abra los ojos para entender. Cuando no entiendo, no me preocupo y cuando sí entiendo alabo al Señor. Pero al leer y leer, se va formando un depósito en mi corazón; depósito de palabra viva, palabra que fue inspirada por el Espíritu, que tiene poder, que está vigente. Y llega el día en que el Espíritu activa el entendimiento, y abre los ojos y aquello que antes era complicado empieza a hacerse sencillo. Lo difícil se hace simple porque Dios no tiene nada complejo para su pueblo sino que  todo es muy sencillo.

La Grandeza e Importancia de la Segunda Venida de Cristo

El acontecimiento de la segunda venida de Jesucristo es el acontecimiento más maravilloso, más glorioso que sucederá en la tierra. No sólo la Iglesia sino también la naturaleza están expectantes, anhelantes, esperando aquel día porque ese día será el día de la manifestación de los hijos de Dios, día en que la naturaleza será suelta de sus maldiciones y ataduras y se gozará en la libertad gloriosa que Dios le dará.

Toda la naturaleza va a cantar, va alabar a Dios y se va a gozar en ese día. El hombre jamás habrá visto algo mayor: la gloria de la venida de Jesús, y el poder desplegado y manifestado será tan glorioso que nadie puede compararlo con ningún otro acontecimiento. Dice Jesús que su venida será como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente (Mat 24.27).

Sin embargo para la Humanidad será un acontecimiento lleno de la más profunda tristeza. Dice la Palabra que los hombres harán lamentación sobre Jesús (Apo 1.7). Juan lo describe así: “Los reyes de la tierra, los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, todo esclavo y todo libre se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las montañas, 16 y decían a las montañas y a las peñas: “Caed sobre nosotros y escondednos del rostro del que está sentado sobre el trono y de la ira del Cordero. 17 Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¡quién podrá permanecer de pie!” (Apo 6:15-17)

Los judíos también llorarán con gran lamento porque reconocerán finalmente a su Mesías, el que había venido a ellos antes pero que ellos rechazaron. Zacarías lo dice así: 10 Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritude gracia y de súplica. Mirarán al quetraspasaron y harán duelo por él con duelo como por hijo único, afligiéndose por él como quien se aflige por un primogénito.( Zacarías 12:10).

Pero para la Iglesia,  (los que aún estén en la tierra y para todos los redimidos que durmieron antes y vinieron en las nubes de gloria con el Señor) y para todos los santos ángeles y arcángeles que vienen en la nube de gloria con el Señor, esa gloriosa venida llena de divinidad, de gloria, de autoridad, constituye la esperanza bienaventurada, la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. No se puede describir. Es el fin de toda la tristeza,  del pecado, de la muerte, de la maldición, de toda contaminación, de toda rebelión contra Dios. Todas estas cosas le costaron a Cristo la cruz y forzaron al Padre a entregar al Hijo. Y a nosotros nos costó el gemir todos los días en un mundo de lágrimas, en un mundo de muerte, en un mundo de contaminación, en un mundo lleno de tentación, contra el cual batallamos aún.

El día del Señor es el día cuando Él gobierna, cuando es Rey, cuando no hay más pecado, no hay más diablo, cuando todo es destruido, las lágrimas son quitadas, los cuerpos yacentes han despertado, la enfermedad y todo lo que nos afligía en esta era se acabó, todo se terminó. ¡Ese día es el día! ¡El día del Señor! La Iglesia camina a la luz de ese acontecimiento, la venida del Señor marca el día cuando todas las cosas prometidas comienzan a tener divino, feliz y glorioso cumplimiento. Marcan el día de la gloria mayor del Padre. El gran día de la gloriosa realización de los deseos tan queridos para su corazón. Ese será el día cuando Jesús presente ante el Padre a los hijos, los redimidos, de todo linaje, lengua, pueblo y nación. Allí estará la multitud que nadie puede contar, con ropas blancas, con palmas en las manos y alegría y cantarán allí el cántico al Cordero, será el día de las bodas del Cordero, cuando el Padre entregará el Reino eterno al Hijo y lo sentará en el trono sobre todo principado y potestad. Ese día toda rodilla se doblará, toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor (Fil 2.11)

Ese día ocurre la Venida del Señor, la limpieza del mundo, el arrebatamiento de los hijos de Dios que quedan en la tierra, y su glorificación  junto con los que vienen en la nube de gloria con el Señor. Se cumplirán los pasajes:

34 »Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Mat 25:34

51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos,pero todos seremos transformados 52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados sin corrupción; y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y que esto mortal sea vestido de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita:

¡Sorbida es la muerte en victoria!

55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?

56 Pues el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. 57 Pero gracias a Dios, quien nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 1 Cor 15:51-57

15 Pues os decimos esto por palabra del Señor: Nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera precederemos a los que ya durmieron. 16 Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros, los que vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para el encuentro con el Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaoslos unos a los otros con estas palabras. 1 Tes 4:15-18

En estos pasajes no se nos habla de un arrebatamiento secreto, lo cual no es hallado en la Biblia. Todo va a ser a la vista de todos, y vamos a ser unidos a esa nube de gloria que estará sobre el monte de los Olivos (Zacarías 14.4-5). Entonces a estos que están en la tierra y son arrebatados (en un instante, en un abrir y cerrar de ojos –dice Pablo) serán transformados en cuerpos de gloria y penetrarán en esa nube completando así el número de redimidos. Todos los que durmieron antes y los que están en la tierra ese día serán levantados y unidos al grupo de los redimidos, ángeles, y arcángeles que conforman el séquito celestial que vuela unido hacia la presencia de Dios. Este día es imposible de describir o imaginar y cada vez que lo intento, me doy cuenta que no existen las palabras para expresarlo.

Imagínense cuánto nuestro Padre ha sufrido por el pecado de los hombres, por la controversia con Satanás, por todos los insultos que ha recibido del diablo. Años interminables, siglos de miseria, de muerte, de lamento, de ver a tantos santos caer, sucumbiendo bajo el poder de la tentación del diablo. Y repentinamente, toda la noche del mundo desaparece y apunta el día del Señor. ¡Qué tremendo! ¿Quién podrá evitar ese día? Podemos guardar un minuto de silencio y decir alguna oración a Dios y darle gloria.

¡Aleluya!, ¡gracias Señor!, ¡queremos glorificarte!, queremos decir, Señor, que todo lo has hecho perfecto, que no vamos de más a menos sino que vamos de menos a mucho más, ¡cada vez más! Quizás nuestros cuerpos se van debilitando pero nuestro hombre interior se va renovando de gloria en gloria. Señor, lo que queda por delante es tan glorioso que no podemos describirlo; no hay palabras. Nos queda solamente llorar de gozo, de alegría, porque un día vas a ser reivindicado, un día nunca más tu alma será entristecida por el pecado, por la contrariedad, las miles de contrariedades de los enemigos, de los burladores, que se burlaron, Señor. Serás reivindicado de los hombres que pecaron queriéndolo, deseándolo y lo hicieron con rabia contra el Altísimo. Padre amado, tú vas a ser engrandecido, vas a ser glorificado, vas a ser amado en perfecto amor, y ese día lo perfecto empezará a suceder, nunca más habrá otro sacrificio. Padre, gracias por Aquél que será Señor de Señores y Rey de Reyes. Te glorificamos ahora Señor, bendecimos su Nombre Señor. ¡Aleluya! Por Cristo Jesús, por nuestro amado, glorioso Salvador y Señor Cristo Jesús. Amén.

Cómo Comenzar a Estudiar: Mateo, Marcos y Lucas

Vayamos ahora al punto de partida, a las palabras del propio Cristo dadas a los apóstoles sobre su venida y el fin del mundo. Trataré de no ser muy ambicioso porque no quiero que ustedes se cansen por lo extenso. Pensemos que en estas palabras encontramos figurativamente una cadena compuesta de varios eslabones, y trataremos de ver como es la secuencia, como son los eslabones.

Solo  tres de los cuatro Evangelios registran a Cristo hablando sobre su regreso: Mateo, Marcos y Lucas. Aunque parezca extraño que Juan no menciona este asunto, el Señor tenía algo muy especial para Él, ya que a sus noventa años le revela el Apocalipsis en la isla de Patmos. Apocalipsis no es una profecía común, como las profecías halladas en los libros de Ezequiel, Daniel, Isaías y de otros más. Este libro tenemos que mirarlo como la revelación apostólica final, culminante, dada a uno de sus amados discípulos, cerca de la culminación de la era de la Iglesia Primitiva.

Apocalipsis es un libro que de joven leía como quien abría un libro misterioso, indescifrable. Pero en estos últimos tiempos he aprendido que no puede leerse con la expectativa de hallar en él una descripción cronológica y didáctica sobre los días del fin.  En Apocalipsis, Juan aborda un tema, luego lo interrumpe para seguir con un tema anterior para luego avanzar con el que había dejado inconcluso. No puede leerse de corrido, y alcanzar de esta forma una comprensión de la sucesión ordenada de los hechos. Si Dios no nos enseña su contenido, estamos velados, y quedamos incapaces  pero, ¡qué precioso se vuelve cuando comenzamos a ver el cuadro oculto a simple vista!

Pero como dije al principio, el Señor me llamó a comenzar por los Evangelios, y mi primera sorpresa fue darme cuenta de cuanto hay en ellos sobre la segunda venida de Cristo.  Aquí encontramos nada menos que Cristo respondiendo directamente a sus discípulos la pregunta: “¿Qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo?”. A continuación tenemos el registro de cómo el propio Cristo abordó este tema. Él no responde: “esto es algo de lo que no puedo hablar”; al contrario Jesús se sienta y les comienza a dar una extensa y detallada explicación.

La respuesta de Jesús a la pregunta de los discípulos está registrada como dijimos en el evangelio de Mateo, Marcos y Lucas, y empezaremos aquí por Mateo. Luego veremos cómo armonizar Marcos y Lucas con Mateo para llegar a una única sinopsis de los tres evangelios combinados, con el aporte que cada uno hace. Usaremos a los tres registros evangélicos como si se tratara de un objeto de tres lados. Los tres lados son indispensables para describir el objeto. Si solo lo miramos desde uno de los lados, nos quedaremos con una idea incompleta, pero mirando desde los tres ángulos sumando el total de lo que cada evangelio aporta, tendremos un cuadro muy claro, fácil de entender, que nos servirá de estructura para comprender la enseñanza apostólica y la enseñanza profética.

Cuando Jesús salió y se iba del templo, se le acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. 2 Y él respondiendo les dijo:-¿No veis todo esto? De cierto os digo que aquí no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.3 Estando él sentado en el monte de los Olivos, sus discípulos se acercaron a él aparte, y le dijeron:-Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo? Mat 24:1-3

Mateo es muy claro al presentar la pregunta de los discípulos; además es el único que registra la parábola de las diez vírgenes, y la descripción del juicio final que hallamos en el capítulo 25. Mateo y Marcos son muy parecidos, pero Lucas tiene una particularidad: empieza sus narraciones, tanto de Hechos de los Apóstoles como de su Evangelio con las siguientes palabras:

Puesto que muchos han intentado poner en orden un relato acerca de las cosas que han sido ciertísimasentre nosotros, 2 así como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, 3 me ha parecido bien también a mí, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el comienzo, escribírtelas en orden, oh excelentísimo Teófilo, 4 para que conozcas bien la verdad de las cosasen las cuales has sido instruido. Lucas 1:1-4 (RVA)

 En el primer relato escribí, oh Teófilo,acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. Hechos 1:1-2 (RVA)

Es decir, dice haberse tomado el trabajo de hacer una minuciosa investigación para dar a Teófilo todos los elementos de manera ordenada.

Por otro lado, es importante que sumemos los contenidos de los evangelios. Por ejemplo, Mateo 24.36 dice “Pero el día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” . Marcos 13.32, refiriéndose al mismo asunto dice “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”.  Vemos lo que dice Mateo pero Marcos agrega un poquito más y tomamos de las dos fuentes sin limitarnos a una, sino ampliando la lectura a los dos testimonios. Si vamos a Lucas, vemos que no menciona este tema en particular, así que nos quedamos con la suma de Mateo y Marcos resumida de esta forma: El día de su venida solo lo sabe el Padre. Ni Cristo, ni los ángeles lo conocen.

Al leer el relato de Cristo, precisamente, nos damos cuenta de que Él no va a decir la hora exacta, sino que nos hablará de señales y acontecimientos diversos que marcarán la cercanía de esa hora, cuya exactitud es manifiestamente desconocida por Él y los ángeles. Cuando ocurran esas señales y acontecimientos, sabremos que la hora está cerca, que Cristo está a la puerta, que está cerca su venida.

Otro factor que me parece interesante destacar es que si bien Mateo nos da muchos más detalles al describir los acontecimientos y señales de cada época específica, es evidente que los mismos aparecen presentados de manera no secuencial, desordenadamente. Mateo pasa de un período al otro para luego volver al anterior haciendo más difícil la lectura, mientras que Lucas, si bien es más escueto en detalles, parece presentar un orden más claro de los acontecimientos y las épocas.

Los Tres Períodos Descriptos En Lucas

Por ejemplo,  comparemos los siguientes pasajes en Mateo y Lucas:

7 Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá hambre y terremotos por todas partes. 8 Pues todas estas cosas son principio de dolores.

9 »Entonces os entregarán a tribulación y os matarán, y seréis aborrecidos por todas las naciones por causa de mi nombre. 10 Entonces muchos tropezarán; y se traicionarán unos a otros, y se aborrecerán unos a otros. 11 Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, se enfriará el amor de muchos. 13 Pero el que persevere hasta el fin será salvo. 14 Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las razas, y luego vendrá el fin. Mateo 24:7-14 (RVA)

-Entonces dijo-: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. 11 Habrá grandes terremotos, hambres y pestilencias en varios lugares. Habrá terror y grandes señales del cielo. 12 Pero antes de estas cosas os echarán mano y os perseguirán. Os entregarán a las sinagogas y os meterán en las cárceles, y seréis llevados delante de los reyes y gobernantes por causa de mi nombre. Lucas 21:10-12 (RVA)

El Orden Presentado por Lucas

Es claro que Lucas da menos detalles que Mateo, pero leamos el contexto del relato de ambos evangelistas (Ver Lucas 21:7-24), y veremos que Lucas es mucho más cronológico y ordenado, aunque más breve. Notemos, mientras leemos, que Lucas presenta dos tiempos: El tiempo descripto entre los versículos 7-11 y el descripto entre los versículos 12-24. Sabemos que habla de dos tiempos porque en el v.12 dice: “pero antes de estas cosas”.

 Tiempo 1:

7 Entonces le preguntaron diciendo:

-Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Qué señal habrá cuando estas cosas estén por suceder?

8 Entonces él dijo:

-Mirad que no seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy”, y “El tiempo está cerca.”No vayáis en pos de ellos. 9 Y cuando oigáis de guerras y de revoluciones, no os atemoricéis. Porque es necesario que estas cosas acontezcan primero, pero el fin no será de inmediato. 10 -Entonces dijo-: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. 11 Habrá grandes terremotos, hambres y pestilencias en varios lugares. Habrá terror y grandes señales del cielo. Lucas 21:7-11

Tiempo 2:

 12 Pero antes de estas cosas os echarán mano y os perseguirán. Os entregarán a las sinagogas y os meterán en las cárceles, y seréis llevados delante de los reyes y gobernantes por causa de mi nombre. 13 Esto os servirá para dar testimonio. 14 Decidid, pues, en vuestros corazones no pensar de antemano cómo habéis de responder. 15 Porque yo os daré boca y sabiduría, a la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se os opongan. 16 Y seréis entregados aun por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos; y harán morir a algunos de vosotros. 17 Seréis aborrecidos por todos a causa de mi nombre, 18 pero ni un solo cabello de vuestra cabeza perecerá. 19 Por vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas.

20 »Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed entonces que ha llegado su destrucción. 21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad,salgan; y los que estén en los campos, no entren en ella. 22 Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.

23 »¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquellos días! Porque habrá grande calamidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo. 24 Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por los gentileshasta que se cumplan los tiempos de los gentiles.Lucas 21:12-24 (RVA)

Por lo tanto, si lo que ocurre en los versículos 12-24 es anterior (como indica Lucas) a lo descripto en los versículos 7-11, claramente podemos invertir los dos párrafos para que queden ordenados de manera cronológica y veremos como el resultado es perfectamente coherente. Leemos primero del 12 al 24 y luego del 8 hasta el 11, y finalmente podremos continuar con el relato de Lucas a partir del versículo 25 que aún no hemos abordado.

¿Por qué el Señor lo describe de esta forma? -Es evidente que Él pone un “alambrado de púas” para los que no tienen que entender. Yo no puedo comprenderlo de otra manera. ¿Se acuerdan lo que le dijo a Daniel?: “Sella estas cosas hasta el día de su cumplimiento” (Daniel 12.4). Y yo digo, ¿no será que fue sellado hasta estos días? ¡Cuántos buceadores de la palabra se enredaron y angustiaron, y se pusieron unos contra otros y se hicieron divisiones en la iglesia por la venida del Señor, pero no era el tiempo! Yo estoy percibiendo en mi espíritu, oigo la voz del Señor diciendo: “este es el tiempo de mi revelación”. Así, todas las cosas que Dios “enredó” para que no se entendiesen, ahora están empezando a aclararse.

Entonces, leemos como dije anteriormente del v.12-24 y luego del v.8-11, para luego terminar leyendo el relato a partir del v.25.:

25 »Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas. Y en la tierra habrá angustia de las naciones por la confusión ante el rugido del mar y del oleaje. 26 Los hombres se desmayarán a causa del terror y de la expectación de las cosas que sobrevendrán al mundo habitado, porque los poderes de los cielos serán sacudidos.

27 »Entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube, n con poder y gran gloria. 28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, mirad y levantad vuestras cabezas; porque vuestra redención está cerca. Lucas 21:25-28 (RVA)

Entonces yo tomo este sencillo y claro orden presentado por Lucas  para entender las descripciones de Mateo y Marcos. Cuando el Señor dice “Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo” está hablando del último tiempo, no del tiempo inmediato después de Él, ¿no es así?. Pero cuando Él dice: “Pero antes de estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas” está describiendo lo que ocurrirá posteriormente a su partida, lo que sabemos ocurrió en el tiempo de los Apóstoles.

En resumen, orden de Lucas queda así:

  1. v.12-18 La persecución de la Iglesia Primitiva
  2. v. 18-24 El sitio y destrucción de Jerusalén (año 70 DC)
  3. v. 7-11 El fin de los tiempos previos a su venida.

Dónde Se Ubica La Gran Tribulación

Uno de los problemas grandes que hay en la escatología o en la Segunda Venida del Señor es justamente la el entendimiento de la “Gran Tribulación”. La mayoría de los estudios escatológicos la ubican en el fin de los tiempos, el período de los versículos 7-11 de Lucas 21, pero esto es un error ya que en realidad, al decir Gran Tribulación tenemos que asociar el concepto tal como lo encontramos en el Nuevo Testamento, es decir, asociada al segundo período de Lucas, es decir, al sitio y destrucción de Jerusalén.

Si quieren hallarla en el Nuevo Testamento asociada al fin, no lo logarán, sino que para justificar esa postura habrá que basarse meramente en los dichos de algún expositor externo a las Escrituras. En Mateo Cristo enseña que “…entonces habrá gran tribulación como no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni habrá jamás” (Mat 24:21). Aquí podemos decir con certeza que Jesús no está hablando del mundo en general, sino está hablando del pueblo de los judíos. Esta es la primera corrección importante que Dios tuvo que hacer en mi mente con respecto a la venida del Señor.

Vamos ahora a combinar lo que los tres evangelios nos dicen sobre este tema y veremos que está siempre asociado al tiempo del sitio de Jerusalén ya ocurrido en el año 70 de esta era:

15 »Por tanto, cuando veáis establecida en el lugar santo la abominación desoladora,de la cual habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), 16 entonces los que estén en Judea huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea no descienda para sacar algo de su casa, 18 y el que esté en el campo no vuelva atrás a tomar su manto. 19 ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que críen en aquellos días! 20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado; 21 porque entonces habrá gran tribulación como no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni habrá jamás. 22 Si aquellos días no fuesen acortados, no se salvaría nadie;pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Mateo 24:15-22 (RVA)

14 »Pero cuando veáis que la abominación desoladorase ha establecido donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes. 15 El que esté en la azotea no descienda ni entre para sacar algo de su casa, 16 y el que esté en el campo no vuelva atrás para tomar su manto. 17 ¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquellos días! 18 Orad, pues, queno acontezca en invierno. 19 Porque aquellos días serán de tribulación como nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta ahora, ni habrá jamás. 20 Si el Señor no hubiese acortado aquellos días, no se salvaría nadie;pero por causa de los escogidos que él eligió, él ha acortado aquellos días. Marcos 13:14-20 (RVA)

20 »Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed entonces que ha llegado su destrucción. 21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad, salgan; y los que estén en los campos, no entren en ella. 22 Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.

23 »¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquellos días! Porque habrá grande calamidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo. 24 Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por los gentileshasta que se cumplan los tiempos de los gentiles. Lucas 21:20-24 (RVA)

Así que, tomando el principio de las tres caras de un mismo objeto, sumamos, llegando a la suma de lo que los tres evangelios enseñan:

  • Cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos (Lucas)
    • “cuando veáis establecida en el lugar santo la abominación desoladora,de la cual habló el profeta Daniel (Mateo)”
    • “Cuando veáis que la abominación desoladorase ha establecido donde no debe estar (Marcos)”

Es decir, juntamos los testimonios de Mateo, Marcos y Lucas, y vemos que cuando Cristo habla de la gran abominación, está hablando del mismo tiempo en el que ocurre el “sitio de Jerusalén”, y a este mismo tiempo Mateo lo llama “gran tribulación”, Marcos lo llama días “de tribulación como nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta ahora, ni habrá jamás”, y Lucas  lo describe como días de  “calamidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo”.  

Esto modifica totalmente la estructura del pensamiento de muchos teólogos que ubican la gran tribulación en el tercer período de Lucas, es decir los días previos a la segunda venida de Cristo, en otras palabras, en el fin. De la misma forma muchos asocian la abominación desoladora con el tiempo del reinado del anticristo, nuevamente en los días del fin del mundo. Pero como Cristo nos lo dice, esto ocurrió cerca de dos mil años atrás, en los días del sitio de Jerusalén.

Vamos a hacer ahora una excepción a la regla en cuanto al orden de estudio que establecimos al principio, para ir a Daniel 12:11, donde dice: “11 Desde el tiempo en que sea quitado el sacrificio continuohasta la abominación desoladora, habrá 1.290 días”.

¿Cuándo se terminó el continuo sacrificio?, -¿Cuando murió Cristo? -No. Los judíos siguieron realizando sacrificios después de la muerte y resurrección de Jesús hasta que Jerusalén fue rodeada de ejércitos en el año 70 y su destrucción estaba cerca.

Según lo describen los historiadores, a causa del sitio a la ciudad, no entraba ni salía nada ni nadie de Jerusalén. Esto trajo un hambre espantoso que llevó a los habitantes de la ciudad  incluso a comerse unos a otros.  No había tiempo de religiosidad, no había tiempo de sacrificios, no había animales para sacrificar. 1290 días posteriores al cese de sacrificios ocurrió la abominación desoladora. No sabemos exactamente qué ocurrió 1290 días pasado el último sacrificio, pero sabemos que fue un hecho específico agendado en las profecías de Daniel, y puesto por Cristo en el contexto del sitio de Jerusalén.

Pero alguien podría decir que Cristo no habló específicamente del hecho histórico del sitio del año 70, que sus palabras respecto de la gran tribulación no necesariamente se refieren a ese hecho histórico. Como respuesta, déjenme decir que tenemos un factor esencial en la boca de Cristo: la abominación desoladora también profetizada por Daniel y su relación con el fin del continuo sacrificio (1290 días después). Pero leamos nuevamente  Lucas 21 desde el versículo 20 al 24:

20 »Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed entonces que ha llegado su destrucción. 21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad, salgan; y los que estén en los campos, no entren en ella. 22 Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.

23 »¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquellos días! Porque habrá grande calamidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo. 24 Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por los gentileshasta que se cumplan los tiempos de los gentiles. Lucas 21:20-24 (RVA)

 Quisiera que tuviésemos en cuenta dos instancias relatadas en los evangelios:

34 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, así como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! 35 He aquí vuestra casa h os es dejada desierta. Os digo que no me veréis más, hasta que venga el día cuando digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”Lucas 13:34-35 (RVA)

26 Y ellos, al llevarle, tomaron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. 27 Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, las cuales lloraban y se lamentaban por él. 28 Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:

-Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: “Bienaventuradas las estériles, los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron.” 30 Entonces comenzarán a decir a las montañas: “¡Caed sobre nosotros!” y a las colinas: “¡Cubridnos!” l 31 Porque si con el árbol verde hacen estas cosas, ¿qué se hará con el seco? Lucas 23:26-31 (RVA)

Entonces aquí tenemos dos nuevas instancias en las que Cristo se refiere claramente al tiempo del sitio de Jerusalén al hablar de un tiempo próximo al decir: “llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos”.  Cristo anticipó que habría gran tribulación diciendo: “tu casa es dejada desierta”. Por otro lado no podemos olvidar el comienzo del diálogo que provoca la enseñanza de Cristo sobre los tiempos:

5 Hablando algunos acerca del templo decían que estaba adornado con hermosas piedras y con ofrendas votivas,él dijo:

6 -En cuanto a estas cosas que veis, vendrán días cuando no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada. Lucas 21:5-6 (RVA)

 Cuando Jesús salió y se iba del templo, se le acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. 2 Y él respondiendo les dijo:

-¿No veis todo esto? De cierto os digo que aquí no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.

3 Estando él sentado en el monte de los Olivos, sus discípulos se acercaron a él aparte, y le dijeron:

-Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo? Mateo 24:1-3 (RVA)

 Cuando él salía del templo, uno de sus discípulos dijo:

-Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!

2 Y Jesús le dijo:

-¿Veis estos grandes edificios? Aquí no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.

3 Estando él sentado en el monte de los Olivos frente al templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban aparte:

4 -Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas estén por cumplirse? Mark 13:1-4 (RVA)

¡Todo el diálogo entre Cristo y los discípulos se produce porque Él les dice que de esos bellos edificios no quedaría piedra que no fuese derribada! La pregunta de los discípulos a Cristo es precisamente sobre cuándo sucedería la destrucción de esos edificios y qué señal habría de su segunda venida y el fin del mundo. Entonces, si Cristo está precisamente hablando sobre la destrucción de esos edificios, y relata los acontecimientos que sucederán cuando tal cosa ocurra, ¿Qué argumentos habría para decir que no se refiere al sitio de Jerusalén ocurrido históricamente a la generación de aquellas mujeres a las que el Señor les dijo “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos”? La generación de esas mujeres y sus hijos vivió los días advertidos por Cristo, y este es un hecho histórico muy concreto mundialmente conocido.

Para profundizar aún más este argumento notemos que en Lucas 21:23 Jesús les dice a los discípulos que “habrá grande calamidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo”. Notemos que la gran calamidad, o gran tribulación, es específicamente “sobre este pueblo”, es decir el pueblo judío. Es claro que no está hablando de ningún acontecimiento universal en el tiempo del fin del mundo.

En el siguiente versículo Cristo menciona tres factores en cuanto a cómo será esta tribulación o calamidad: Primero dice: “caerán a filo de espada” (eso es cuando Jerusalén es rodeada de ejércitos). Segundo: “seréis llevados cautivos a todas las naciones”, claramente refiriéndose a la dispersión (lo que los judíos llaman “la diáspora”) y tercero, dice: Jerusalén será hollada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. Podemos concluir que los tiempos de gran calamidad o gran tribulación aquí mencionados se refieren al pueblo judío, a la diáspora o dispersión judía y a la manera en que Jerusalén cayó en el año 70.

La Dispersión De Los Judíos Y El Fin Del Día De Los Gentiles

Ahora bien, como acabamos de ver, Jerusalén será hollada, es decir, pisada, por los no judíos, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. Yo interpreto que esto quiere decir que será gobernada por los gentiles y cuando esta situación se termina, se cumple “el día de los gentiles” o el “día de las naciones”. Sabemos que históricamente la diáspora judía comenzó en el año 70 con el sitio de Jerusalén, y que en el año 1948 Israel volvió a su tierra y se estableció nuevamente como nación, es decir 1878 años después de la diáspora. Sin embargo los judíos celebran la guerra de los seis días ocurrida entre el 5 y el 10 de Junio 1967. En este conflicto Israel, restablecida en 1948, luchó sola contra una coalición bélica conformada por Egipto, Jordania, Irak y Siria. Al finalizar la guerra, Israel había conquistado la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluyendo la Ciudad Vieja) y los Altos del Golán.

Resulta muy interesante conocer los detalles de cómo se desarrolló esta corta y exitosa guerra por parte de Israel. En solo seis días (del Lunes 5 al sábado 10 de Junio de 1967), Israel recuperó vastos territorios, y muy especialmente, Jerusalén, retomando su control gubernamental y estableciéndola en 1980 como la nueva capital de la nación por medio de la denominada “Ley de Jerusalén”. Hay innumerables datos históricos que hablan de esta guerra como una guerra milagrosa dado el pequeñísimo poder de Israel ante las naciones que se unieron en su contra.

Estoy convencido que este hecho histórico y bélicamente milagroso en el que, creo, Dios peleó por Israel, se cumplió el día de los gentiles. Hoy nadie se atrevería a decir que la permanencia de Israel es débil en Jerusalén. En ella se ha establecido el “Liscut” que son los judíos ortodoxos, que leen la Biblia y toman las promesas para sí. Israel en este momento está llena de carteles que dicen: “prepárate para la venida del Mesías”. Le voy a pedir a Gloria, mi esposa, que nos cuente cómo es que sabemos esto.

[Habla Gloria] “Sí, me lo contó una chica judía que estuvo hace un año en Israel y vio por todas partes afiches  que decían: “Prepárate, pueblo, para la venida del Mesías, que está próximo”. Claro, que ellos no esperan la segunda venida de Jesucristo sino la primera, que ya ocurrió en Belén hace dos mil años”

Si bien ellos no entienden bien lo que hablan, hay mucho de verdad en lo que dicen.  La venida del Mesías está próxima, aunque no como ellos piensan. Dejo a ustedes aquí la tarea de que lean Romanos 11, donde Pablo habla de la restauración de Israel. Dios va a tratar en el pueblo escogido que no ha quedado en el olvido. Su obra en él no ha terminado aunque haya estado en una prisión de miseria por dos mil años, da la cual ahora ha salido.

Y el capítulo más notable es Romanos, capítulo 11 donde Pablo explica que el endurecimiento de Israel es hasta que “haya entrado la plenitud de los gentiles” (Rom 11.25). Han habido cerca de 2000 años de predicación del Evangelio a los gentiles, dos días de gracia en el reloj de Dios. Y ahora está tratando con Israel, lo que no quiere decir que deje de tratar con la Iglesia y deje de haber convertidos, pero la plenitud, el gran número avasallante, ha entrado y ahora vendrá el Libertador a Sion. ¿Cuándo? Mañana, pasado, dentro de un mes, dentro de dos meses, tres meses, no tenemos la fecha, no tenemos el día y la hora, pero los acontecimientos están marcados por el reloj de Dios, no el nuestro; no lo sabemos exactamente pero están declarados en las Escrituras y Dios va a cumplir cada palabra.

¿Se acuerdan de Jesús cuando moría en la cruz? Cuando supo que todas las cosas que habían sido dichas de Él ya estaban cumplidas, solo le faltaba declarar: “Consumado es”. De la misma forma, un día el Señor terminará su obra con Israel, con lo prometido a Abraham, Isaac y Jacob. Llegará el día en el que el Libertador vendrá a Sion y todo Israel será salvo, y El velo del judío será quitado, y muchos entre ellos se convertirán, aunque muchos, aún así, lo resistirán.

Entonces Pablo en el Capítulo 11 de Romanos y nos dice que cuando haya entrado la plenitud de los gentiles todo Israel será salvo, porque vendrá el Libertador a Sion y quitará el velo. Si bien en Romanos Pablo no une la venida del Libertador con el velo quitado, él mismo aclara en 2 Cor 2.15-16 que el velo será quitado cuando se conviertan, por lo tanto inferimos que habla del mismo tiempo.

¿Qué es “toda Israel”? Muchos piensan que se refiere a la nación en el territorio Israelita, a sus habitantes. Pero no creo que esta sea una buena interpretación. Pablo está hablando del olivo natural y las ramas injertadas del olivo silvestre. Pablo dice que no somos la raíz, sino que la raíz es el pueblo santo. Pablo habla de ramas desgajadas por la incredulidad y de ramas injertadas por la gracia, y entiendo que al decir “todo Israel será salvo” se refiere que las ramas originales serán reinjertadas.

¿Qué pasó con el olivo original? Sus ramas fueron desgajadas por su incredulidad, y en su lugar hemos sido injertados por la fe. Entonces dice Pablo: “Y ellos también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo.  Pues si tú fuiste cortado del olivo silvestre y contra la naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¡cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo! (Rom 11:23-24). Entonces yo estoy injertado en una planta que no es mía. Yo soy un silvestre injertado en una planta del olivo verdadero que es Israel.

Y  Pablo agrega:

20 Está bien; por su incredulidad fueron desgajadas. Pero tú por tu fe estás firme. No te ensoberbezcas, sino teme; 21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22 Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron; pero la bondad para contigo, si permaneces en su bondad. De otra manera, tú también serás cortado. 23 Y ellos también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo. Romanos 11:20-23

12 Y si su transgresión es la riqueza del mundo y su fracaso es la riqueza de los gentiles, ¡cuánto más será la plena restauración g de ellos! Romanos 11:12 (RVA)

Es decir que hay una permanencia, de las bendiciones y de las promesas de Dios sobre ese pueblo judaico, y Pablo está diciendo:  “¡Cuidado! Porque todavía es raíz santa. ¡Cuidado! Que Dios va a unir las ramas que tenga que unir, porque todos vamos a ser un solo Israel”. “Todo Israel será salvo”, es imposible esta declaración sin incluir los judíos que se convierten.

Y no es casualidad que ahora hay millones de judíos convertidos que han venido a  ser parte de la Iglesia. Esto ocurre desde hace más o menos 50 años, hecho que comenzó en Estados Unidos y era considerado algo atípico, extraño, y desconocido en esas proporciones anteriormente. Yo comencé a viajar a ese país alrededor de 1971 y me era sorprendente encontrar familias de raíz hebrea participando en las iglesias. De todas formas no quiero indicar con esto que nunca antes se convertían hebreos. Si vamos atrás, al tiempo de la Iglesia Primitiva, los mismos discípulos de Cristo y el propio Pablo eran  judíos. Es decir no todo Israel se perdió, siempre hubo un remanente de hebreos que en su época se convertían, pero en estos últimos tiempos parece ser algo que ha crecido en proporciones a un punto histórico inusual.

En resumen, decimos con razón, que Israel ha debido pagar por su rechazo y gran desobediencia a su Mesías, pero debemos ser cuidadosos en recordar que sigue siendo la raíz, el olivo natural al cual hemos sido injertados, el cual será liberado cuando el Libertador venga a Sion. Pablo nos dice “todo Israel será salvo”, y yo interpreto que por “todo Israel” debemos entender la unidad del olivo natural y el olivo silvestre injertado en el olivo natural. Es decir, los judíos que se conviertan, junto con los gentiles salvos por la gracia y misericordia de Cristo.

Mientras tanto los judíos que mantienen su rechazo al Mesías no son parte del verdadero Israel. Consecuentemente, como olivo silvestre que ha sido injertado por gracia, debemos rogar a nuestro Padre por la salvación del linaje de Abraham, Isaac y Jacob para que todo Israel, la Iglesia y la descendencia, sea salvo.


 n  Dan. 7:13; comp. Mat. 26:64 y Apoc. 1:7

 h  Comp. Miq. 3:12

 l  Ose. 10:8; comp. Apoc. 6:16

 g  Otra trad., la plenitud

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO- 2da. Parte

El Arrebatamiento

Ahora, con respecto a la venidade nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2 que no seáis movidos fácilmente de vuestro modo de pensar ni seáis alarmados, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, como que ya hubiera llegado el día del Señor. 3 Nadie os engañe de ninguna manera; porque esto no sucederá sin que venga primero la apostasía y se manifieste el hombre de iniquidad,el hijo de perdición. 2 Thessalonians 2:1-3 (RVA)

¿Cómo progresamos de aquí en adelante? En realidad podríamos ir al capítulo 25 de Mateo cuando el Señor viene sobre la tierra y establece su trono de gloria, pero prefiero continuar con lo que las cartas apostólicas dicen acerca de la venida del Señor. Vayamos a 2º Tesalonicenses, donde encontraremos que lo que Pablo aquí enseña, nos ayudará a desterrar algunos conceptos aceptados popularmente. Entre los tales, un cásico error enseñado por el teólogo Cyrus Ingerson  Scofield (1843-1921), creador de la “Biblia Anotada de Scofield”. Este hermano escribió mucho respecto de la segunda venida del Señor, y sus escritos son la base de lo que los Hermanos Libres creen respecto del tema Escatología. Además, dado que este tema no era muy popular y pocos dedicaron tanto tiempo a su estudio como Scofield, muchas denominaciones tomaron su aporte y hasta hoy es la base de su entendimiento.  

En el pasaje que leeremos, Pablo habla sobre la manifestación de la “Apostasía” y el “hombre de pecado”. Scofield confunde a este tiempo con la “Gran Tribulación” que, como vimos anteriormente, Cristo adjudica exclusivamente al pueblo Judío. En segundo lugar, Scofield dice que la Iglesia no estará en la tierra durante la manifestación de la Apostasía y el hombre de iniquidad, sino que antes será “arrebatada” a las nubes en secreto.  Por ejemplo, ese día un hermano irá manejando un tren, pero al ser arrebatado, el tren choca; un hermano es arrebatado del comando de un avión, provocando su caída. Así, desaparecen millones de personas en todo el mundo de manera instantánea.

Pero veamos que dice Pablo al respecto:

Ahora, con respecto a la venidade nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2 que no seáis movidos fácilmente de vuestro modo de pensar ni seáis alarmados, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, como que ya hubiera llegado el día del Señor. 3 Nadie os engañe de ninguna manera; porque esto no sucederá sin que venga primero la apostasía y se manifieste el hombre de iniquidad,el hijo de perdición. 2 Tesalonicenses 2:1-3 (RVA)

Notemos, en primer lugar, que Pablo habla de “la venida de nuestro Señor Jesucristo” y “nuestra reunión con Él”. Es decir, las dos cosas están puestas juntas. En segundo lugar, Pablo nos enseña que estas dos cosas solo ocurrirán después de que venga la Apostasía y se manifieste el hombre de iniquidad (Pablo no explica qué son estos dos conceptos). Parece hacer un énfasis especial en cuanto a que no seamos “movidos fácilmente” de nuestro modo de pensar, ni seamos engañados “en ninguna manera” a pensar que su Segunda Venida y nuestra reunión con Él, ocurrirán antes de que veamos la apostasía y la manifestación del hombre de iniquidad.

Me extraña enormemente la doctrina del arrebatamiento secreto ante la presencia de una palabra tan clara del apóstol Pablo, porque él aquí coloca la Segunda Venida con nuestra reunión con Cristo y ambas cosas posteriormente a lo que nosotros llamamos el tiempo del anticristo. Pero hay otra palabra más que quiero leerles ahora, que da a entender que nosotros vamos a estar ese día:

 y adoraron al dragón porque le había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia diciendo: “¿Quién es semejante a la bestia, y quién puede combatir contra ella?”

Y a la bestia le fue dada una boca que hablara insolencias y blasfemias, y le fue dada autoridad para actuar por cuarenta y dos meses. 6 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar contra su nombre y contra su tabernáculo, es decir, contra los que tienen morada en el cielo. 7 Y le fue permitido hacer guerra contra los santos y vencerlos. También le fue dado poder sobre toda raza y pueblo y lengua y nación. 8 Y le adorarán todos los habitantes sobre la tierra, cuyos nombres no están inscritos b en el libro de la vida del Cordero, quien fue inmolado desde la fundación del mundo. 9 Si alguno tiene oído, oiga:

Apocalipsis 13:4-9 (RVA)

[por favor, dice la bestia acá, pero es un hombre muy lindo, muy pintón, homosexual, porque dice que no tiene afecto para mujeres;  y si no tiene afecto para mujeres…. Viendo el mundo que veo… y viendo la sagacidad de los homosexuales, porque son diabólicos. El diablo no tiene secuaz mejor que el homosexual o la lesbiana, porque han vendido su naturaleza, han tergiversado el orden divino básico del hombre, entonces, Uds. piensen, quienes son los aliados mejores de Satanás? Los homosexuales. Uds. van a ver ahora a los homosexuales en todo, en las ciencias, los van a ver en la industria, los platudos más grandes van a ser ellos, los hombres que guían a las naciones, van a ver presidentes homosexuales, va haber deportistas homosexuales. La homosexualidad va a ser bendecida en el último tiempo. No ven que quieren derechos, porqué no? El tercer sexo va a entrar, va a entrar, los gobernantes van a ceder, las naciones van a ceder. Europa la primer cosa que hace es emitir una libertad para el ejercicio del tercer sexo, tanto sea en relación de mujeres como hombres, con tenencia de hijos y todo lo demás. Europa, la Unidad Europea. Tienen su legislación. Quienes la hicieron a la Legislación? Homosexuales, o al menos un grupo muy influyente de homosexuales dentro del gobierno, yo no digo que sean todos, yo digo que hay una influencia muy tremenda. Entonces éste va a tener todo el poder de Satanás, el trono de Satanás y grande autoridad.]

Notemos el v.4 que dice que  dice que “adoraron al dragón” y “adoraron a la bestia”. Tiempo atrás resultaba imposible imaginar que la humanidad podría adorar a satanás, ¡pero hoy ya está establecido el culto al diablo! Inclusive hay sacrificios humanos, se hacen orgías negras para glorificar al diablo, y hay gente que se mata para poder ir al infierno.

Notemos el v.7 que declara que “le fue permitido hacer guerra contra los santos y vencerlos.” Esta “guerra contra los santos” es una crisis, una persecución que claramente padecerán los hijos de Dios en esos días. Es la misma aparición de la Apostasía y la manifestación del hombre de pecado que Pablo menciona en 2 Tesalonicenses 2. Nuevamente, ahora en boca de Juan, en Apocalipsis, vemos que la Iglesia sufre esta persecución, por lo tanto otra vez vemos el error de la doctrina del arrebatamiento.

El Reinado del Anticristo

En los últimos párrafos hemos introducido la enseñanza de los apóstoles sobre un tiempo que aparece descripto de distintas formas, en las diferentes cartas apostólicas: El tiempo del anticristo, de la bestia, del hombre de pecado, etc.  Continuemos ahora con el relato de Juan:

Si alguno tiene oído, oiga:

10 Si alguien lleva en cautividad,

es llevado en cautividad;

si alguien mata a espada,

tiene que ser muerto a espada.

¡Aquí está la perseverancia y la fe de los santos!

[1]11 Y vi otra bestia que subía de la tierra. Y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, y hablaba como un dragón. 12 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia cuya herida mortal fue sanada. 13 Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. 14 Y engaña a los habitantes de la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, mandándoles a los habitantes de la tierra hacer una imagen en honor de la bestia que tiene la herida de espada y que revivió. 15 También le fue permitido dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hablase e hiciera que fueran muertos todos los que no adoraran a la imagen de la bestia. 16 Y ella hace que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, 17 y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca, es decir, el nombre de la bestia o el número de su nombre. 18 Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento calcule el número de la bestia, porque es número de un hombre; y su número es 666. Revelation 13:9-18 (RVA)

¡Gracias Señor porque nos diste tantos detalles! No sé cómo imaginaban en la antigüedad la implementación de la marca con el número 666, pero hoy sabemos que no estamos lejos del día en que se combinen las nuevas tecnologías de localización satelital, de telefonía y la digitalización de datos para todos los recursos financieros y toda información personal perteneciente a cada individuo. Me imagino que a lo largo de la historia habrán existido miles de hipótesis en cuanto a qué aplicación tendrían estas marcas en las manos y en la frente. Pero, ¿Quién puede discutir el hecho de que estamos hoy muy cerca de una realidad en que cada persona será identificada con un número o código que permitirá el acceso a todo tipo de información? Cada vez es más posible imaginar cómo ese código personal, que bien podría ser grabado en un dispositivo sub-cutáneo, podría transformarse en un medio de pago y en un medio de identificación único.

Quiero alegrarles el corazón con el siguiente pensamiento: en Apocalipsis 13.2 leemos: “Y el dragón le dio su poder y su trono y grande autoridad”.  En el v.5 dice: “a la bestia le fue dada una boca que hablara insolencias y blasfemias, y le fue dada autoridad para actuar por cuarenta y dos meses”.  ¿Quién tiene la autoridad sobre los tiempos? -¡Dios! Entonces para que el diablo pueda dar autoridad, ¡Dios debe permitir que esto ocurra! En el v.7 dice: “Y le fue permitido hacer guerra contra los santos y vencerlos. También le fue dado poder sobre toda raza y pueblo y lengua y nación”. ¿Quien le permitió al dragón hacer guerra contra los santos? -¡Dios! ¿Por qué? -¡Para gloria de Dios y para bendición de los santos!

¿Están extrañados y sorprendidos? El Señor va a venir a buscar una novia que viste lino fino, que son las justas obras de los santos (Apo 19.8). ¿Quieres saber cómo serán los cristianos de las últimas horas? -¡No amarán sus vidas hasta la muerte! (Apo 12.11). La cristiandad de la última hora es una cristiandad sacrificada porque vive en un mundo que la persigue y mata, y no existirá un cristiano que no sea enemigo del anticristo. Todos los religiosos, los que afirmen la existencia de Dios, los que esgriman su fe, los que lean la palabra y se abstengan de participar de la iniquidad que reinará, serán enemigos frontales del hombre de iniquidad. Y le es otorgado permiso, autoridad para hacer guerra contra ellos y matarlos. Y así podemos continuar la lectura para seguir descubriendo que se le permite hacer señales, infundir aliento, etc. ¿Quién le permitió? -¡Dios!

El Milenio

Vayamos por favor al Salmo 2:

1 ¿Por qué se amotinan las naciones

y los pueblos traman cosas vanas?

2 Se presentan los reyes de la tierra,

y los gobernantes consultan unidos

contra Jehovah y su ungido,diciendo:

3 “¡Rompamos sus ataduras!

¡Echemos de nosotros sus cuerdas!”

4 El que habita en los cielos se reirá;

el Señor se burlará de ellos.

5 Entonces les hablará en su ira

y los turbará en su furor:

6 “¡Yo he instalado b a mi rey

en Sion, mi monte santo!”

7 Yo declararé el decreto:

Jehovah me ha dicho:

“Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy.

8 Pídeme, y te daré por heredad las naciones,

y por posesión tuya los confines de la tierra.

Salmo 2:1-8 (RVA)

Ahora algunos paran la lectura aquí preguntándose: “Si el Padre le ofreció las naciones, ¿el Hijo las pidió?” –“¡Claro que sí!”, Dicen. Y concluyen que las naciones son del Hijo, por lo tanto es el Hijo quien las gobernará, y en función de este diálogo imaginario, se alistan para un gobierno de Cristo por medio de la Iglesia en el mundo. Interpretan que habrá un gobierno universal de la Iglesia, y que las naciones se sujetarán a la ley de Dios. En este tiempo, dicen, la Iglesia deberá ocupar los más altos puestos de gobierno, las secretarías, las embajadas, y la dirección de cuanto organismo y oficina oficial exista. Enseñan a los jóvenes a prepararse para este día como economistas, políticos, diplomáticos, jueces, etc., para que tal gobierno eclesiástico sea posible.

Los que piensan así, interpretan que el milenio, o bien ya ha ocurrido, o nunca ocurrirá. Los que piensan que ya ocurrió, son los pos-milenialistas, y los que no creen en su existencia son los a-milenialistas. Ambos grupos imaginan la venida del Señor en un ambiente en el que la Iglesia triunfa no solo en términos celestiales, sino en términos terrenales. Pero si continuamos la lectura del Salmo 2, nos damos cuenta que en las palabras que siguen tal interpretación no es posible:

9 Tú los quebrantarás con vara de hierro;

como a vasija de alfarero los desmenuzarás.”

Salmo 2:9 (RVA)

Comparemos el Salmo 2 con los siguientes pasajes:

26 Al que venza y guarde mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 27 -él las guiará con cetro de hierro; como vaso de alfarero son quebradas-, k así como yo también he recibido de mi Padre. Apocalipsis 2:26-27 (RVA)

4 Y vi tronos; y se sentaron sobre ellos, y se les concedió hacer juicio. Y vi las almas de los degollados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni tampoco recibieron su marca en sus frentes ni en sus manos. Ellos volvieron a vivir y reinaron con Cristo por mil años. 5 Pero los demás muertos no volvieron a vivir, sino hasta que se cumplieran los mil años. Esta es la primera resurrección. 6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección. Sobre éstos la segunda muerte no tiene ningún poder; sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él por los mil años. Apocalipsis 20:4-6 (RVA)

Así que cuando leen en Apocalipsis capítulo 3 que se repiten una y otra vez las palabras “se le dio”, sepan que es literal, que más allá de que el diablo le dio a la bestia boca para hablar grandes cosas, esto solo fue posible porque Dios lo permitió. Si no lo hubiese permitido no podría hablar ni una palabra. Se le dio también permiso para que gobierne cuarenta y dos meses. Es como si Dios dijese: “muy bien, cuarenta y dos meses te doy.  Limpia la tierra”.  Así, sin saberlo, Satanás se vuelve un aliado de Dios, un gran contribuyente, que mueve la zaranda, con el permiso de Dios.

Dios sigue teniendo soberanía, y sigue limitando a Satanás hasta el punto que corresponda. ¡Cuánta gente dejará el cristianismo para guardar su propio pellejo! Otros van a decir, “bueno, mejor es que viva y que pueda dar testimonio de Jesús y no que muera”. Y Dios va a dividir entre las cabras y las ovejas, Dios va a distinguir entre las vírgenes fatuas y las prudentes, Dios va a distinguir entre lo santo y lo vil.

Entonces os volveréis y podréis apreciar la diferencia entre el justo y el pecador, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Malaquías 3:18 (RVA)

Dios va a purificar su pueblo y el diablo será su asistente. Me lo dijo el Señor una vez en una profecía. Yo decía, “Señor, hay algunos que predican y millones se convierten. ¿Predican en verdad el verdadero Evangelio? ¿Llaman a la multitud a la santidad, a la indisolubilidad del matrimonio, al establecimiento de tu Reino en sus vidas y hogares?” y EL Señor me respondió: “Yo uso todo, todo lo que predican. Aunque muchos predican erradamente, otros serán capaces de corregir y perfeccionar lo que ellos hacen equivocadamente”.

Entonces vi primero una línea muy fina en la que la Iglesia estaba confundida acerca de muchas cosas. Luego otra un poco más gruesa en la que Dios le revelaba y enseñaba, trayendo más santidad y más conocimiento de su voluntad, y esto ocurría porque unos contribuían con otros, pero no eran ellos sino Dios quien estaba santificándola. Finalmente vi una línea aún más gruesa, de trazo más intenso, en la que el propio diablo era el santificador. Y así será: el diablo va a santificar en una hora todo lo que no pudieron hacer todos los predicadores de la tierra. “!Se le dio!, ¡se le dio!, ¡se le dio!”. Él no ve lo que realmente está haciendo. No se da cuenta que su furor se está transformando en el catalizador de la santificación del pueblo de Dios.

En el fin ocurrirá lo que dice el Salmo 2: la gente dirá “quebremos sus coyundas, deshagamos sus cuerdas”;  pero el que mora en los cielos se reirá, se burlará ¿Cómo es la burla de Dios? La burla es no haber sudado para ganar la batalla sino haber estado quieto mientras el enemigo se cansaba peleando, ignorando que en realidad estaba siendo un colaborador de Dios.

Así que nosotros tenemos una fortísima esperanza, que en esa última hora cuando la Iglesia pase por el tiempo final, será  purificada. Lo que es falso saldrá de ella ante la presión del enemigo, pero los verdaderos hijos, los que “no amaron sus vidas hasta la muerte” serán limpiados. Y allí vendrá el Señor a buscar su Iglesia santa, pura y limpia. Yo veo la Iglesia de los últimos tiempos como la Iglesia más preciosa que jamás ha existido sobre la tierra, parecida a la Iglesia primera, que era perseguida día y noche. Así ocurrirá con la Iglesia en el fin: tendrá que dar su vida por Cristo en la persecución.

Y finalmente el Señor cumple lo que se propuso: se va a llenar la copa de su gozo, y va a entregar a su Hijo una novia ataviada, edificada, santificada, purificada, sin mancha, sin arruga, sin nada que la desmerezca. Se va a cumplir la promesa, “yo edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mat 16.18).

¿Cómo se puede explicar el cumplimiento divino de esta palabra? Uno piensa humanamente: “sería suficiente con que la Iglesia fuera arrebatada al cielo”. ¡No! La Iglesia deberá estar donde están las puertas del infierno, y ante ellas deberá permanecer fiel, y ante ellas será santificada. El Señor, en las puertas mismas del infierno, dará victoria y santidad a su Iglesia. Algunos dicen: “no, llévanos al cielo, porque allí no hay tentación”. Pero no será así. El Señor va a mostrar su gloria ante las puertas mismas del infierno levantando una Iglesia pura.

Y ahora, volviendo a Apocalipsis 13,  cuando vemos que a la bestia se le dio permiso para que persiguiese a la Iglesia, que gobernase el mundo por 42 meses, que hablase grandes cosas,  que matase a toda la gente que no adoraba la imagen, que persiguiese a sus santos y los venciese (humanamente),  nos damos cuenta que no ha sido arrebatada de la tierra al cielo y liberada de la persecución final. Porque está establecido que será así, que su máxima purificación ocurrirá en esos días ante las puertas del infierno. Y vendrá así la verdadera victoria en la que Dios se reirá y todos los demonios y el diablo caerán vencidos frente a la Iglesia.

Los reyes de la tierra se unirán y confabularán contra el Ungido. Los pueblos pensarán cosas vanas y se propondrán deshacerse de Dios, pero en los cielos Dios los observará y se reirá de ellos. Recorramos toda la historia humana y nos daremos cuenta que este salmo está hablando del mismo tiempo que Juan habla en Apocalipsis 13, en su descripción del gobierno del anticristo. Ahora no toda la Iglesia va a ser destruida. Yo creo que la persecución de la Iglesia va a ser muy corta, solo lo suficiente como para santificarla. Quizá uno, dos, tres, cuatro, cinco días. Quizá diez, no lo sé. Quizá un mes. Muy poco tiempo, pero terrible.

Imagino que las computadoras y las redes de datos serán un instrumento útil y clave para el anticristo. Será fácil acceder a toda la información de los habitantes. Donde viven, la información laboral, sus convicciones religiosas, etc. Con el pulsar de un botón será fácil identificar quienes serán problemáticos para su gobierno y los mayores enemigos serán los pastores.

Pero quiero consolarlos, y el consuelo viene en el Capítulo 12 de Apocalipsis. Si bien está escrito inmediatamente antes de la descripción del gobierno de la bestia, este capítulo 12 se refiere a un acontecimiento que sucede después.

 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol y con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Y estando encinta, gritaba con dolores de parto y sufría angustia por dar a luz. 3 Y apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tenía siete diademas. 4 Su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra.

El dragón se puso de pie delante de la mujer que estaba por dar a luz, a fin de devorar a su hijo en cuanto le hubiera dado a luz. 5 Ella dio a luz un hijo varón que ha de guiar todas las naciones con cetro de hierro [otra vez aparece la vara de hierro]. Y su hijo fue arrebatado ante Dios y su trono. 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar que Dios había preparado, para ser alimentada allí durante 1.260 días [tres años y medio, 42 meses].

7 Estalló entonces una guerra en el cielo: Miguel a y sus ángeles pelearon contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles pelearon, 8 pero no prevalecieron, ni fue hallado más el lugar de ellos en el cielo. 9 Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua b que se llama diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo. Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados junto con él.

10 Oí una gran voz en el cielo que decía: “¡Ahora ha llegado la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo! Porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios. 11 Y ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por esto, alegraos, oh cielos, y los que habitáis en ellos. ¡Ay de la tierra y del mar!Porque el diablo ha descendido a vosotros y tiene grande ira, sabiendo que le queda poco tiempo.”

13 Y cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Pero le fueron dadas a la mujer dos alas de gran águila, para volar de la presencia de la serpiente, al desierto, a su lugar donde recibe alimento por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo.

15 Tras la mujer, la serpiente echó de su boca agua como un río, para que ella fuese arrastrada por el torrente. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer. Y la tierra abrió su boca y tragó por completo el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra los demás descendientes de ella, quienes guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. 18 Y él se puso de pie sobre la arena del mar. d Apocalipsis 12:1-18 (RVA)

Aquí tenemos una figura de la Iglesia, claramente no de la virgen María. Esta mujer, hablando en términos femeninos, es la Iglesia. La mujer tiene doce estrellas (los doce Apóstoles). La “luna” y el “sol” nos hablan de una visión celestial. El dragón va contra esta mujer porque va a dar a luz. Dar a luz acá significa que la Iglesia, (que da los hijos a Dios) engendra a Jesús al esparcir la semilla del Reino. Cuando el último creyente nace se completa Cristo, porque la Iglesia es su cuerpo y cada hijo es miembro del cuerpo. Entonces al completarnos nosotros es como si la Iglesia diera a luz, finalmente, todo lo que significa dar a luz a Cristo. La esposa da a luz todos los hijos que van a conformar “la esposa” que es la Iglesia.

Y el avalancha de agua, como un río, me parece que es el ímpetu del anticristo que persigue a la Iglesia para arrasar con ella, para entrar en todos los hogares, para llevar cautivos a todos los hijos de Dios. Pero de repente la Iglesia desaparece frente a é y es llevada a un lugar “desierto”, ignoto. Un lugar donde es sustentada, de la misma forma en que el señor sustentó a Israel en el desierto.

 Ahora, en este tiempo hay mucha iglesia; no se murieron todos. Dios va a dejar que la persecución penetre hasta un límite que Él establece para que se manifiesten quienes son los hijos de Dios y quienes no lo son; y luego va a tomar todo ese remanente santo y lo va a llevar al desierto. Esta figura quizá es difícil de entender, pero nos enseña cómo Dios hará en aquellos días.

Yo creo que hay un motivo de gloriarnos en Dios y decir cuan hermosos son sus caminos y cuán inescrutables son a los ojos de muchos. Dios está estos días revelando a su Iglesia todas estas cosas porque es el último tiempo y nos acercamos a la luz de la venida del Señor. Si estamos en este tiempo o no estamos no importa. Hay una cosa que quiero decir que es muy importante, ya son muchos anticristo, dice Juan… “ya son”. Hace 2000 años ya había anticristo. Quienes son los anticristo? Todo ser que milita con Satanás. Todo enemigo que Satanás ha preparado contra la Iglesia, es decir que el espíritu del anticristo está desde que hubo un Cristo hubo un anticristo, así que está tratando que? De destruirnos, de arruinarnos, de estorbarnos, de taparnos los ojos, de llevarnos al pecado, de sacarnos del camino, continuamente! Desde el principio, desde los siglos, la Iglesia primera tuvo que pelear esa batalla; el asunto del anticristo final va a ser nada más que un poco de furia que se desencadena contra la presencia física de la Iglesia, pero no es más ni menos que todo lo que hemos sufrido antes. Todos hemos sufrido un anticristo. Hay una palabra muy misteriosa en el Capítulo 20 de Apocalipsis, donde habla de los mártires y habla de todos los que no se doblaron frente al anticristo, y ahí está calificando toda la Iglesia; pero como va a ser toda la Iglesia si el anticristo son tres años y medio nomás. No, el anticristo existió desde que vino Cristo y vino Herodes, y vino Poncio Pilatos, y vinieron los judíos gritando “crucifícale”, desde entonces tenemos al anticristo. Tenemos al espíritu de Satanás obrando en contra de la Iglesia. Así que no nos hagamos la idea de UHHH… menos mal que no estoy en esos tres años y medio últimos… No, no, eso olvídense, no hay tres años tan terribles, todos los días son terribles. Uds. entran en su casa y es terrible, salen a la calle y es terrible, oyen a la gente es terrible, el gobierno es terrible, los anunciantes de hoy que hacen política (no estoy hablando de política económica, nada de eso) estoy hablando de lo que hacen sociedad hoy, el tema social, los grandes hombres escritores hoy son diabólicos, toda la masa de ellos son diabólicos; las figuritas animadas de ahora para los chicos son diabólicas, todo es diabólicos. Tenemos la presencia del diablo ya hoy, hoy como la iglesia siempre lo tuvo. Que  hacemos? Vamos a mantenernos firmes, vamos a mantenernos santos para la venida del Señor.

Gracias Señor te damos por la bendición de haber hablado de tu venida. Es un tema que está muy escasamente hablado. Oh, Padre tú puedes inspirar a tu pueblo para cantar los himnos de la venida del Señor, para predicar la bienaventurada esperanza de los hijos. Padre, tú traigas sabiduría sobre tu pueblo y desates, abras los canales de entendimiento para que tu pueblo Señor vaya de repente a encontrarse contigo con tu venida como la gloriosa esperanza y tu Iglesia se limpie del mundo, del espíritu del mundo, del diablo y de todas sus huestes, Señor. Te rogamos que podamos vivir en este tiempo templada, justa y piadosamente, esperando la bienaventurada venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. A ti se la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


 b  Algunos mss. antiguos dicen cuyo nombre no está escrito.

[1]Santa Biblia : Reina-Valera Actualizada. 1989; Published in electronic form by Logos Research Systems, 1995 (electronic ed. of the 1989 edition.) (Re 13:9-10). El Paso: Baptist Spanish Publishing House.

 b  Lit., he ungido

 k  Ver Sal. 2:8, 9

 a  Ver Dan. 10:13, 21; 12:1; Jud. 9

 b  Ver Gén. 3:1 ss.

 d  Algunos mss. antiguos dicen Y yo me puse de pie sobre . . .; si se sigue esta lectura, v. 18 comienza cap. 13.

La Segunda Venida De Cristo – Tercera Parte

Por Ivan M. Baker, 11 de Junio de 1996

Entonces, nos hemos arrimado hasta los momentos más cercanos a la venida del Señor y me gustaría puntualizar varios acontecimientos importantes que circundan esta etapa.

  1. La Iglesia se encuentra en la tierra durante el reinado del anticristo. Durante su reinado el anticristo la persigue y esto ocurre antes del retorno de Cristo, completándose el número de los mártires de la historia. Esta etapa representa el último acontecimiento universal de envergadura contra el Señor, el levantamiento del diablo personificado en el anticristo. Este acontecimiento lo hemos encontrado en el capítulo 13 de Apocalipsis. Allí vimos que, efectivamente, la Iglesia se encuentra aún en la tierra y es perseguida durante su reinado. También vimos que su autoridad es permitida por Dios, que nada ocurre sin que Dios lo sepa y permita, y que al fin y al cabo el diablo acaba siendo un colaborador en la santificación de la novia de Cristo. ¿Cómo es que su gobierno será de solo 42 meses? Porque es el máximo que Dios le permite. ¿Dónde están los tiempos y las sazones si no en la mano de Dios? Así que vimos como “se le dio” que gobernase cuarenta y dos meses, “se le dio” que persiguiese a la Iglesia, “se le dio” que la venciese (físicamente, no espiritualmente. El diablo nunca va a vencer a la Iglesia espiritualmente aunque tenga autoridad para matar el cuerpo).
  • Se produce la gran apostasía y Dios limpia su Iglesia. Es notable que la Iglesia es limpiada en este tiempo de persecución, cuando el diablo viene y cañonea a la Iglesia, y dice: “tú das la vida por Cristo o mueres, tomas mi sello y mi número en tu frente o en tu mano derecha o mueres”. Este ataque hace que se manifieste la realidad que hay en cada uno y muchos dicen “no, no voy a dar mi vida por Cristo, mejor que siga viviendo para poder testificar en su nombre que morir ahora”. Quizá muchos de ellos asistían a las reuniones, cantaban himnos, inclusive, tenían ministerios, pero ante la disyuntiva, deciden aceptar la marca de la bestia y salvar su pellejo.  De esta forma, en un período muy corto, ocurre una gran limpieza de la Iglesia. Recordemos 2da. Tesalonicenses Capítulo 2, donde Pablo dice que no puede venir el Señor hasta que se produzca la apostasía y se manifieste el hombre de pecado. La apostasía, justamente, entiendo, tiene que ver con el hombre de pecado, está ligada a la persecución, a la disyuntiva entre morir por Cristo o salvar el pellejo. Alguno se pregunta: “¿Por qué Dios pone a la Iglesia en la mano del diablo para la zarandee?” -El diablo siempre ha usado muchas circunstancias en la vida de los creyentes para zarandearles: enfermedades, dificultades, desaciertos, acontecimientos contrarios, presión de afuera de muchas formas, presión de adentro, hemos estado en peligro, hemos estado muy frecuentemente ante enemigos que asaltan nuestra alma, que quieren devorarnos. Todo esto hemos sufrido, pero hay una cosa más que podemos sufrir por Cristo que es la misma muerte, y eso es lo que ocurre en el tiempo del anticristo.

Quisieraque recordemos aquí la parábola de la Diez vírgenes, en la que Cristo declara que A la media noche se oyó gritar: “¡He aquí el novio! ¡Salid a recibirle!” (Mat 25.6). ¿Qué otra cosa puede ser esto que el advenimiento del retorno de Jesucristo para buscar a su novia? Había entre las vírgenes quienes no tenían aceite en sus lámparas, a las que no se les permitió entrar con el novio. Solo a las 5 prudentes, las que tenían aceite en sus lámparas, las que estaban preparadas para su llegada, fueron llamadas. Muchos no están en Cristo y otros sí están en Cristo, muchos no tienen el sello del Espíritu Santo pero otros sí tienen el sello del Espíritu Santo, muchos profesan ser de Cristo pero no son de Cristo, mientras que otros sí lo son, y en esa medianoche de oscuridad máxima será manifiesto lo que hay en cada uno, si el sello del Espíritu o mera religiosidad. También, como dijimos antes, está la mención de Malaquías, el último profeta del Antiguo Testamento (Malaquías 3.18): “Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”. No quedará el más mínimo indicio de lo que es falso dentro de la Iglesia. No quedará de ellos “ni raíz ni rama”, e increíblemente esta limpieza se realiza con la ayuda del diablo.

  • Dios retira la Iglesia de las garras del anticristo  y la lleva a un lugar seguro, donde es protegida y alimentada durante todo el reinado del anticristo. Esto, como dijimos antes, lo encontramos en Apocalipsis 12, en la alegoría de la mujer. Vimos también que este tiempo de refugio de la Iglesia dura 1260 días, prácticamente los tres años y medio del adversario. Esto nos hace pensar que la verdadera persecución que presenciará y sufrirá la Iglesia es muy breve, quizá de un día o unos pocos días, ya que una vez que ocurre, es llevada al lugar de su refugio. También dijimos que en esta persecución se completa el número total de mártires de la humanidad en toda su historia.

Ahora, muchos no han entendido  les ha resultado muy difícil este pasaje. Para algunos, la mujer es la virgen María, y relacionan el refugio de la mujer con el tiempo del nacimiento de Cristo en Belén. Pero aquí la mujer está vestida del sol, con la luna debajo de sus pies (indicando que ésta es una visión celestial), y sobre su cabeza hay una corona de 12 estrellas, que evidentemente son los 12 apóstoles. Creo que es claro que este pasaje hace referencia a la Iglesia que es resguardada en un tiempo de gran tribulación. Ahora, ¿Por qué está encinta y con dolores de parto? -La Iglesia, durante todos los años de su peregrinación terrenal, ha estado produciendo los hijos para Dios, y el total de ella es considerado el propio cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo un día engendró en la virgen María a Jesús, nacido en Belén, y el mismo Espíritu Santo engendra, en la Iglesia, los que van a ser los hijos de Dios, siendo el total de ellos, el mismo cuerpo de Cristo. Es probable que el hecho de que está con dolores de parto indique que los últimos discípulos de Jesucristo son dados a luz en esos últimos días de tribulación, completándose el cuerpo de Cristo de todas las edades, al cual viene pronto a buscar el Señor. El cuerpo no se completa hasta que el último miembro entra a formar parte de la Iglesia, y la figura de dar a luz puede indicar que está terminando su labor de engendrar el cuerpo de Cristo, completando así todo el esfuerzo de su trabajo como madre en la tierra a través de los siglos y hasta el final.

Por supuesto que se trata de figuras alegóricas. Cuando habla del dragón, claramente se refiere al diablo, que es un espíritu descripto así alegóricamente. Dice aquí que éste es encadenado, pero no se trata de  una cadena real sino alegórica. ¿Cómo podría encadenarse a un espíritu? Alegóricamente hablando, se lo encadena, se lo coloca en un pozo durante mil años. Son todas alegorías que indican cosas concretas que sucederán. De hecho, en el v. 9 dice, “Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antiguaque se llama diablo y Satanás”, lo que nos dice que las figuras son todas alegóricas. El río enviado por el dragón bien podría ser un ejército muy grande de soldados enviados por el anticristo contra la Iglesia.

Ahora vayamos al versículo 13 y 14:

13 Y cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Pero le fueron dadas a la mujer dos alas de gran águila, para volar de la presencia de la serpiente, al desierto, a su lugar donde recibe alimento por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo.

Notemos aquí el lenguaje “un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo”: un año, dos años, y la mitad de un año, es decir, tres años y medio, 42 meses, coincidente con el tiempo del reinado del anticristo, descripto en el capítulo 13. ¿Qué son las alas de gran águila? ¿Cómo fue transportado Felipe al desierto? La palabra nos enseña que fue llevado por el Espíritu del lado del etíope  hasta Azoto, “y el eunuco no le vió más” (Hechos 8.39-40). Es decir que Dios, en su poder, tomó a Felipe y lo transportó. Nuevamente las alas son alegoría, sino que es el propio Dios que saca a la Iglesia de un escenario sumamente peligroso para sustentarla. Un traslado milagroso, celestial.

Todas estas son alegorías que han dado mucho dolor de cabeza a los estudiantes y muchas veces no se ha entendido de lo que se trata, pero como tenemos un marco bastante claro sobre todos los acontecimientos, las figuras y las fechas y el lenguaje alegórico claramente nos indican que este pasaje describe el cuidado que recibe la Iglesia durante el reinado del anticristo. Así que nadie piense que la Iglesia va a estar expuesta a todo reinado del anticristo sino solo a sus primeros días. Posiblemente un solo día de persecución será suficiente, pero la Iglesia será llevada a su lugar donde será sustentada por tiempo, tiempos y medio tiempo que son los tres años y medio.

Muy bien, hasta aquí he querido en esta parte puntualizar los hechos de los que ya habíamos hablado, para dejar claro de manera pastoral la secuencia, los detalles que hallamos en las escrituras, sobre los días culminantes de la apostasía y el hombre de pecado en los que por la mayor parte del tiempo, la Iglesia es llevada a un lugar desierto donde es refugiada y sustentada.

  • El Libertador viene a Sion y se completa Israel. Ahora correspondería hablar del final del reinado del anticristo que se extiende por 42 meses, cuando el Libertador viene a Sion y se completa Israel. No podemos saber el orden preciso de este período, pero evidentemente al fin del gobierno universal del anticristo el Libertador viene a Sion. Esto lo encontramos en el Capítulo 11 de Romanos:

25 Hermanos, para que no seáis sabios en vuestro propio parecer, no quiero que ignoréis este misterio: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. 26 Y así todo Israel será salvo, como está escrito:

Vendrá de Sion el libertador;

quitará de Jacob la impiedad.

27 Y éste será mi pacto con ellos,

cuando yo quite sus pecados.Romanos 11:25-27 (RVA)

Entonces comienza a mostrarnos que Dios va a quitar el velo a Israel, que Dios va a traer un Libertador a Sion. ¿Qué significa esto? Que la presencia del Espíritu será manifestada en medio de Israel, y los hebreos van a reconocer al Mesías, convirtiéndose grandes números de judíos. Es un acontecimiento final que tiene que ver con el completamiento del pueblo de Israel juntamente con la Iglesia. La Iglesia no se completa hasta que todo el remanente de Israel que va a ser salvo, se salva y viene a pertenecer a Cristo con toda la gloria que significa haber nacido de nuevo por la virtud de la fe.

  • Dios viste a la esposa de lino fino. Esto lo hallamos en Apocalipsis 19.6:

6 Oí como la voz de una gran multitud, como el ruido de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, diciendo:”¡Aleluya! Porque reina el Señor nuestro Dios Todopoderoso. Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su novia se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, resplandeciente y limpio.” Porque el lino fino es los actos justos de los santos. 9 El ángel me dijo: “Escribe: Bienaventurados los que han sido llamados a la cena de las bodas del Cordero.” Me dijo además: “Estas son palabras verdaderas de Dios.” Apocalipsis 19:6-9 (RVA)

Aquí no debemos confundir el lino fino con la sangre de Cristo que nos limpia, sino que este representa las obras de cada uno, lo que califica al creyente, su testimonio, como vive. Las obras justas de los santos son el ropaje de gloria que visten los santos en la última hora. Uno no sabe bien dónde poner este  acontecimiento, si un poco más acá o un poco más allá, pero es cuestión de horas o días, pero yo estoy troncalmente queriendo enfrentar todos estos acontecimientos que tienen que suceder en ese mismo tiempo del final mismo antes que venga el Señor.

  • Entonces viene la vendimia de la tierra. En Apocalipsis dice: “echa tu hoz en las naciones y vendimia tu era” (Apo 14.18). Y en Mateo 13 podemos leer también algo acerca de este suceso en la Parábola de la siembra. En el v. 36 dice:

36 Entonces, una vez despedida la multitud, volvió a casa. Y sus discípulos se acercaron a él diciendo:

-Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

37 Y respondiendo él dijo:

-El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38 El campo es el mundo. La buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno. 39 El enemigo que la sembró es el diablo. La siega es el fin del mundo,y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como la cizaña es recogida y quemada en el fuego, así será el fin del mundo. 41 El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que causan tropiezos y a los que hacen maldad, 42 y los echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos,que oiga. Mateo 13:36-43 (RVA)

Dios ha usado la gran apostasía, ha permitido que  gobierne el anticristo, para desarraigar de raíz de su campo fértil la cizaña, lo que no es verdadero, y el Señor nos muestra por medio de esta Parábola que los ángeles van a recoger la cosecha de Dios. Juan lo dice con estas palabras: “echa la hoz y vendimia la tierra” y Mateo 13 dice: “los ángeles son los cosecheros”. ¡Qué tremendo momento! Ese día es el gran día de revelación de lo que es salvo y lo que es perdido, el día del fin de la esperanza de salvación, el punto final de esta era.

  • El anticristo se dispone a cumplir su último acto de gobierno y reúne todas las naciones para la gran batalla de Armagedón.  Sugiero que antes de continuar lean el capítulo 14 de Zacarías, que nos da el marco de lo que vamos a decir.

 “He aquí que viene el día de Jehovah, y tus despojos serán repartidos en medio de ti.

Porque yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la ciudad irá en cautividad, pero el resto del pueblo no será eliminado de la ciudad.” Zacarías 14:1-2 (RVA)

No es el anticristo quien reúne a las naciones en batalla contra Jerusalén. Dios dice “yo reuniré”, es decir,  Él usa la maldad presente en los hombres para terminar la obra que Él tiene que hacer, limitándolos y permitiéndoles ejercer su violencia y su voluntad propia dentro del marco de lo que Él necesita para completar su obra en la tierra. ¿Quién puede contra Dios? ¿Hay alguno que puede contra Dios? Ni los enemigos más resaltados de la historia podrán contra Él.  Nunca olvidemos la risa del Señor en el Salmo 2: “Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su Ungido diciendo: rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos”. Dios no está nervioso, sino pacientemente está llevando las cosas a su final y terminando minuciosamente cada tramo tal como debe ser. Va a terminar con el diablo, va a terminar con los ángeles, va a terminar con todos los hombres que se oponen a Él, ¡va a terminar!

Y Armagedón es la batalla final presentada por el anticristo contra Jerusalén, como si se tratara de un último juicio contra los que rechazarán al Mesías. Yo por mucho tiempo pensaba que todos los judíos que estén con vida en ese tramo final se salvarían, hasta que entendí que esta batalla es el último juicio contra Israel en esta era. A los suyos vino otra vez y no lo recibieron. “Yo quise juntarte como la gallina junta sus pollos debajo de sus alas y no quisiste”. Qué gran castigo han sido los 2000 años que han pasado sobre Israel. La mayoría de los israelitas no puede comprender el sufrimiento que ha tenido que soportar a lo largo de siglos. En un tramo más reciente tenemos los campos de concentración del siglo XX. Es terrible  pensar en  los seis millones de judíos que fueron muertos, y que aún vendrá la conflagración de Armagedón sobre Jerusalén.

Ahora el Libertador ya ha venido a Sion y todo Israel fue salvo (Iglesia y judíos que lo reconocen). Los judíos que lo rechazaron han sido perseguidos en Armagedón (es posible que en este tiempo se conviertan aún algunos gentiles y que en esos días de Armagedón haya más mártires  entre los que se convirtieron al Señor mientras la Iglesia estaba en su refugio en el desierto).  Pero Zacarías dice que “La mitad de la ciudad irá en cautividad, pero el resto del pueblo no será eliminado de la ciudad” (v.3). ¿Qué sigue posteriormente? Leemos:

3 Entonces saldrá Jehovah y combatirá contra aquellos pueblos, como combatió en el día de la batalla. 4 En aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al lado oriental. El monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande, pues la mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur. 5 Y el valle de los montes será rellenado,porque el valle de los montes llegará hasta Azal.Y huiréis como huisteis a causa del terremoto que hubo en los días de Uzías, c rey de Judá. Así vendrá Jehovah mi Dios, y todos sus santos con él. 6 Acontecerá que en aquel día no habrá luz, ni frío, ni helada. 7 Será un día único, conocido por Jehovah. No será ni día ni noche; más bien, sucederá que al tiempo del anochecer habrá luz.8 Acontecerá también en aquel día que de Jerusalén saldrán aguas vivas. La mitad de ellas irá hacia el mar oriental,y la otra mitad hacia el mar occidental, g tanto en verano como en invierno.9 Entonces Jehovah será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehovah será único, y Unico será su nombre.Zacarías 14:3-9 (RVA)

Aquí aparece algo que el que conoce bien la Escritura lo va a entender. Hay una visión de Nabucodonosor cuando Daniel le interpreta su sueño y vio todos los reinos de la tierra, y el último reinado (los pies eran de barro y hierro, hablando de inestabilidad). Y fue cortada una piedra (no por mano de hombre) y fue arrojada contra loa pies de la estatua, la cual cayó. La piedrita se hizo una enorme roca. La piedra no cortada por mano de hombre es Cristo mismo. Él viene, en su venida, contra el establecimiento de los gobiernos del hombre y pega contra la estatua, lo que queda del reinado del hombre, y lo desmenuza todo, y Él mismo se hace Rey y Señor desde ahí en adelante.

Esto también lo hallamos en las palabras de Cristo en Mateo capítulo 24:29 donde dice:

29 »Pero inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor. Las estrellas caerán del cielo y los poderes de los cielos serán sacudidos. j 30 Entonces se manifestará la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y en ese tiempo harán duelo todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. 31 El enviará a sus ángeles con un gran sonar de trompeta, y ellos reunirán a los escogidos de él de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. Mateo 24:29-31 (RVA)

Evidentemente Cristo habla de ese día extraño mencionado en Zacarías 14, que no será noche ni día, ni mañana ni tarde, que se prolongará, porque evidentemente Dios va a parar todos los cielos para que ese día sea el día completo de la venida del Señor, para que Él haga todo lo que tiene que hacer. Debemos colocar en este contexto las plagas de Apocalipsis. Ocurren terremotos que parten la tierra en dos y hay conmociones muy tremendas durante ese tiempo.  Y después de la señal de la venida de Cristo con gloria, todas las naciones se lamentarán sobre Él como hemos leído. ¿Por qué? porque ven al que rechazaron, ven a Aquel en quien no habían creído, sabiendo que la última oportunidad ya la han perdido. Hay un despertar para el hombre, un despertar viene cuando pasamos de este mundo a la eternidad, un despertar que viene inmediatamente después de la muerte. Pero hay un despertar generalizado de los hombres que viven sobre la tierra cuando vean la magnífica venida del Señor en gloria para tomar el reino y el poder.

Ahora, ¿cómo es la venida del Señor? Podemos encontrar el relato en Mateo 25.31 donde Cristo comienza diciendo: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él”. También Pablo aborda el tema en 1º Tesalonicenses 4:13:

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen,para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios traerá por medio de Jesús, y con él, a los que han dormido. 15 Pues os decimos esto por palabra del Señor: Nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera precederemos a los que ya durmieron. 16 Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros, los que vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para el encuentro con el Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaoslos unos a los otros con estas palabras.

1 Tes 4:13-18 (RVA)

 Pablo aquí es muy claro y no requiere de nosotros mucha aclaración. Solamente notemos que primero resucitan los muertos en Cristo y vienen en las nubes de gloria. Por lo tanto las nubes, no son nubes de polvo o luz, sino son nubes de ángeles, nubes de redimidos. Los redimidos vienen con cuerpos glorificados pues ya han resucitado en Cristo Jesús, ya han cobrado el cuerpo glorioso celestial que Dios le da.

Este es el gran día de la Iglesia, un único día en el que todos los redimidos vivos aún en la tierra se unen con todos los redimidos de la historia que vienen con sus cuerpos glorificados. ¡Qué maravilloso día! Algunos piensan que quienes estén vivos aún en ese día tendrán el gran privilegio de presenciarlo, pero aquí Pablo nos enseña que los que murieron antes van a resucitar primero. Todos los que durmieron en Cristo resucitan con cuerpos glorificados y vienen en las nubes con Cristo y los ángeles detrás y ese séquito de gloria son todos los redimidos con todos los ángeles. ¡Qué maravilloso es pensar en la gloria de ese evento! Todo comienza tal como lo anticipa Jesús: “verán la señal del Hijo del Hombre viniendo” (Mat 24.30). Es decir, no habrán varias apariciones diferentes, en distintos lugares, sino que de repente se comienza a ver como  una estrella, tal como Juan lo describe a Cristo: “Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.” (Apo 22.16).

Entonces los hombres verán algo luminoso en el cielo que aparenta ser una estrella pero, que al acercarse esta, comienzan a ver la gloria de la venida del Mesías, del Creador, de Aquel que dio todo para la salvación del hombre, del que había padecido pero ahora vuelve en su fulgor, en su gloria indescriptible, con sus santos y sus ángeles. Y viene aumentando, y aumentando, y aumentando su tamaño. Imagino que los astrónomos enfocarán sus grandes telescopios de última tecnología (literalmente) en aquella “estrella” la cual nunca habían encontrado en las constelaciones, y al observar detenidamente verán que se trata de un séquito celestial. Quizá algunos digan: “son extraterrestres”. Sin embargo sabrán que es la multitud de los que en la historia fueron santos y hallados dignos de este día; los que intentaron en sus generaciones alertar al hombre de este día, pero que fueron tomados por tontos, por molestia, por ridículos y muchos por mártires. ¡La Iglesia y los ángeles de Dios vendrán con gran majestad y gloria!

Así que el Señor ha hecho que sus hijos que aún estén vivos en aquel día no vayan primero que los que murieron antes ni tampoco lo contrario, sino que en un solo día resucitan los muertos en Cristo glorificados los que aún viven ese día son arrebatados para estar con el Señor.

Y ahora, ¿A qué lugar de la tierra viene el Señor? Como hemos leído, Zacarías nos dice que “En aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al lado oriental. El monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande, pues la mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur”.  Yo creo que aquí Dios prepara un inmenso valle que será escenario de la reunión de todas las naciones, donde se cumplirán las palabras de Jesús que transcribimos a continuación:

31 »Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria; 32 y todas las naciones serán reunidas delante de él. El separará los unos de los otros, como cuando el pastor separa las ovejas de los cabritos; 33 y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

34 »Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; 36 estuve desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí.” 37 Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o desnudo y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y fuimos a ti?” 40 Y respondiendo el Rey les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”

41 »Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me recibisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.” 44 Entonces le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?” 45 Entonces les responderá diciendo: “De cierto os digo, que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco lo hicisteis a mí.” 46 Entonces irán éstos al tormento eterno, y los justos a la vida eterna. Mateo 25:31-46 (RVA)

¡Qué palabras utiliza el Señor para concluir su juicio sobre los hombres! Hermanos, ¡la fe sin obras el muerta! El Señor premia o castiga nuestras acciones. No nos engañemos: nuestra fe es solo verdadera cuando nuestras obras la demuestran. Muchos están tristemente confundidos al pensar que su salvación está garantizada por haber cumplido en algún momento un rito de conversión, o por simplemente tener convicciones respecto al Señor y su palabra, pero no se preocupan por obrar, por obedecer aquello que dicen creer. Y Aquí el Señor nos muestra cuales son las obras que Él llama “justas”: el reconocernos, amarnos unos a otros.

El mundo aborrece a los hijos de Dios; mientras que los que formamos parte de la Iglesia nos ayudamos, nos bendecimos, nos amamos mutuamente y servimos al Señor sirviéndonos unos a otros. También, más allá del amor que tenemos por cada miembro del cuerpo de Cristo, esta calificación está también relacionada con la Gran Comisión de que Cristo dejó a la Iglesia registrada en Mateo Capítulo 28. La obediencia a su mandato  de ir y hacer discípulos es lo que añade a la Iglesia los que se salvan, completando así la novia de Cristo que Él volverá a buscar.

Vayamos ahora Apocalipsis 19:

11 Vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero. Y con justicia él juzga y hace guerra. 12 Sus ojos son como llama de fuego. En su cabeza tiene muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo. 13 Está vestido de una vestidura teñida en sangre, y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS. 14 Los ejércitos en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio. 15 De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las guiará con cetro de hierro. El pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16 En su vestidura y sobre su muslo, tiene escrito el nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

17 Vi a un ángel que estaba de pie en el sol, y él gritó con gran voz a todas las aves que volaban en medio del cielo, diciendo: “¡Venid! ¡Congregaos para el gran banquete de Dios! 18 Para que comáis la carne de reyes, de comandantes, y de los poderosos; y la carne de caballos y de sus jinetes; y la carne de todos, tanto de libres como de esclavos, tanto de pequeños como de grandes.”

19 Y vi a la bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, congregados para hacer la guerra contra el que estaba montado sobre el caballo y contra su ejército. 20 Y la bestia fue tomada prisionera, junto con el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con que había engañado a los que recibieron la marca de la bestia y adoraban a su imagen. Ambos fueron lanzados vivos al lago de fuego ardiendo con azufre. 21 Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves se hartaron de la carne de ellos. Apocalipsis 19:11-21 (RVA)

Notemos que el Señor les había anticipado a sus discípulos: “Todavía tengo que deciros muchas cosas, pero ahora no las podéis sobrellevar y cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; pues no hablará por sí solo, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que han de venir” (Juan16:13). En otras palabras, el Espíritu les haría saber las cosas que van a suceder, y vemos que esto sucede tanto en los relatos de las cartas apostólicas como en la profecía de Juan hallada en el libro de Apocalipsis.

Eso es lo que viene a hacer el Señor, no solamente a reunirse con los santos, no solamente a librar a Jerusalén, no solamente a hacerse magnífico delante de la Iglesia, sino también dar castigo, pisar el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Este relato está relacionado con el que ya vimos en Zacarías 14. En el momento cuando el anticristo hace su última obra (que es ir con todos los ejércitos de la tierra contra Jerusalén), ahí es donde permite que entre hasta la mitad del pueblo pero aparece la venida del Señor que viene y se asienta sobre el monte de los Olivos, justamente enfrente de donde están  los ejércitos.

Él permite que los ejércitos avancen hasta la mitad del pueblo pero Él mismo aparece de repente, como un guerrero que viene con venganza, y toma prisionera a la Bestia y al falso profeta, para lanzarlos en el lago de fuego. En cuanto al resto de los pobladores de la tierra, parecería decir que todos son muertos “con la espada que sale de su boca”, pero como veremos, habrá muchos que sobreviven, que son reservados. Cristo, en el sermón del monte dice a sus discípulos: Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mat 5.5). Más adelante voy a explicar mejor esto, pero habrá quienes, a pesar de no entrar en el Reino de los Cielos, heredarán la tierra. En este día, entiendo por esta y otras menciones bíblicas sobre el tema,  todos los malvados de la tierra, todos los indeseables, todos los mentirosos, los farsantes, los ladrones, los violadores, etc., son destruidos. Solo quedan los mansos, los que son calificados como “buenos” para quedar en la tierra durante un período en el que Él viene para gobernarla. De otra forma, si todos los hijos de Dios son llevados con Él, y el resto de los pobladores son muertos, y el anticristo es lanzado al lago de fuego, quedaría en la tierra solamente el diablo y sus ángeles. Pero el Señor se reserva un período en el que Él mismo va a gobernar una tierra habitada por millones de personas, aunque el número será reducido en comparación con las poblaciones numéricas de la historia.

Así que tenemos que poner este hecho del Capítulo 19, la venida del Señor, tiene esta configuración. Si bien este relato es una alegoría, nos está explicando quién es el que viene. Ese día quizá no veamos la escritura en su muslo, pero espiritualmente hablando, el detalle se va a cumplir. Quizá físicamente hablando no veamos un caballo, pero Él viene con furia, con venganza para destruir a los adversarios.

¿Qué cosas pasan inmediatamente antes?, ¿Qué cosas pasan durante? Y ¿Qué cosas pasan después? Y, ¿Cómo es el final de esto? 1º Corintios Capítulo 15, versículo 51 dice:

51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados 52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados sin corrupción; y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y que esto mortal sea vestido de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita:

¡Sorbida es la muerte en victoria!

55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?

56 Pues el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. 57 Pero gracias a Dios, quien nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro arduo trabajo en el Señor no es en vano.

1 Corintios 15:51-58 (RVA)

Aquí vemos que hay dos clases de personas: los que murieron antes de ese día y los que están vivos en ese día, pero Pablo aclara que todos ellos serán transformados. Es decir, tanto los que murieron antes de ese día como los que en ese día viven, serán transformados en “en un abrir y cerrar de ojos”.

Todas las naciones del mundo vienen con el ímpetu del anticristo y con todas las huestes satánicas detrás de ellos en los aires (invisibles pero presentes), y vienen y toman Jerusalén (siempre están contra Israel porque es la nación que representa a Dios). Empiezan a saquear, empiezan a destruir y cuando piensan que alcanzan la victoria, baja sobre el monte de los Olivos el mismo Señor, con aclamación, con voz de arcángel y trompeta de Dios. Esto se llama Armagedón.

¡Imagínense el momento cuando aparece la señal de la venida del Señor! ¿Quiénes van a animarse a pelear? ¡Nadie! Dejarán las armas porque serán irremediablemente sacudidos y debilitados ante semejante visión celestial, imposible de haberla imaginado antes. El Señor viene con gran majestad y gloria, con todos los santos ángeles de Dios, con todos los redimidos sobre el monte, y es ahí donde trata con sus enemigos en la forma que hemos visto. No solamente para tomar a sus santos y llevarlos con Él sino también para destruir a sus enemigos y limpiar la tierra de los indeseables y preparar la tierra para su reino milenario.

Ahora, lo que sigue es el Milenio, algo que muchos estudiantes de la Biblia no quieren mirar, pues lo ven como algo alegórico, que no va a ocurrir en la realidad. En este sentido, los a-milenialistas no creen su existencia. Dicen, “quizá Juan haya mencionado el milenio, pero no es un tema desarrollado en la escritura”, por lo tanto, sin explicar por qué, lo saltean completamente. Por otro lado están los post-milenialistas, que creen que el milenio ya ocurrió de alguna forma en el mundo durante el tiempo antes de la venida del Señor. Estos dos grupos creen que hay un solo final.

Las cuatro razones por las que soy pre-milenialista

Yo no puedo creer como ellos, y me considero pre-milenialista. He aquí mis cuatro razones:

  1. En primer lugar, Pablo dice que “la naturaleza gime esperando la adopción de los hijos de Dios” (Rom 8.19). Pedro dice que “los cielos y la tierra que ahora existen están reservados para el fuego, guardados hasta el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos” (2 Pedro 3.7). Es decir, los cielos esperan un día de gloria, un día de paz en el que la naturaleza va a ser liberada de su esclavitud, de su maldición. Pablo lo afirma con estas palabras: “Porque la creación ha sido sujetada a la vanidad,no por su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sujetó, en esperanza  de que aun la creación misma será librada de la esclavitud de la corrupción, para entrar a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” Rom 8:20-21. ¿Qué significa que será librada? -Dios la bendecirá tanto que va a explotar de alegría, hasta el punto de que la creación cantará himnos, los árboles van a dar aplausos. Yo pienso en este tiempo como una oportunidad que Dios da a algunos hombres y al resto de la creación para conocer lo que hubiera sido el mundo sin el pecado, con el hombre aceptando su gobierno. Una tiempo de paz que el mundo hasta entonces no experimentó jamás.
  • En Segundo lugar, Juan escribe “Y vi tronos; y se sentaron sobre ellos, y se les concedió hacer juicio. Y vi las almas de los degollados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni tampoco recibieron su marca en sus frentes ni en sus manos. Ellos volvieron a vivir y reinaron con Cristo por mil años. Pero los demás muertos no volvieron a vivir, sino hasta que se cumplieran los mil años. Esta es la primera resurrección.  Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección. Sobre éstos la segunda muerte no tiene ningún poder; sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él por los mil años”. Apo 20:4-6. Notemos que aquí hay mención de dos resurrecciones. Algunos resucitan el día de Armagedón, del cual hablamos extensamente, el día que Cristo viene en su caballo blanco, y estos son llamados “bienaventurados”, pues reinarán con Cristo durante el milenio. Estos son los hijos de Dios, que vuelven a vivir el día de Armagedón del cual hablamos extensamente. Pero otros resucitan solamente después de los mil años, estos no murieron en Cristo. Esta segunda resurrección coincide con el advenimiento del gran trono blanco. En otras palabras, Juan nos presenta no solo un milenio, sino dos diferentes resurrecciones, y explica cómo éstas se ubican en la historia. ¿Cómo podríamos descartar o ignorar estas palabras tan específicas dadas por el Espíritu Santo?
  • La tercera cosa es lo que nuevamente Juan habla respecto a Satanás: “Vi a un ángel que descendía del cielo y que tenía en su mano la llave del abismo y una gran cadena.  El prendió al dragón, aquella serpiente antigua quien es el diablo y Satanás, y le ató por mil años.  Lo arrojó al abismo y lo cerró, y lo selló sobre él para que no engañase más a las naciones, hasta que se cumpliesen los mil años” (Apo 20.1-3).  Es decir, aquí hay otro detalle respecto al lugar que ocupa el diablo en estos mil años. Es atado, limitado de manera absoluta. La cadena, el dragón, el abismo, el sello sobre el abismo, todos elementos concretos que simbolizan un período en el que el diablo no engaña a las naciones, nunca antes visto en la historia.
  • Juan continúa detallando tres nuevos acontecimientos posteriores al milenio: la batalla final contra Satanás, el fin del mundo y el Gran Trono Blanco (Apo 20.7-15). Luego del milenio el diablo es soltado brevemente para nuevamente engañar a las naciones y congregarlas para la guerra. Es vencido para siempre con fuego del cielo, que cae en el lugar de batalla: la ciudad santa. Finalmente todos los hombres que aún permanecían muertos por no haber resucitado en la primera resurrección, resucitan y son juzgados ante el Gran Trono Blanco, el juicio final.

 c  Ver 2 Crón. 26:1 ss.

 g  Es decir, el mar Mediterráneo

 j  Comp. Isa. 13:10

La Segunda Venida de Cristo – Cuarta Parte

Por Ivan Martin Baker, Julio 1996

El tema de la Venida del Señor lo hemos elaborado haciendo mención de diferentes pasajes y libros de las Escrituras. En ellos hemos encontrado una gran cantidad de información sobre este tema. Pero además de la Venida del Señor propiamente dicha, nos queda también hablar sobre lo que acontecerá después de que ello ocurra.

Primero, repasemos un poco lo que ya hemos visto sobre la Venida del Señor.

El sueño de Nabucodonosor

Por ejemplo, el libro de Daniel muestra la Venida del Señor a través del sueño que tuvo el rey Nabucodonosor y que fue interpretado fielmente por Daniel. En ese sueño Daniel ve todos los reinos de la tierra simbolizados en aquella estatua con cabeza de oro. El reino babilónico es representado con pies de barro, que son destruidos por una piedra cortada, no por mano de hombre, causando la caída de la estatua, con cuyas ruinas se alza un enorme monte. Este gran monte es la figura del Reino de Dios que sustituye todos los reinos de la tierra y la piedra cortada no por mano de hombre (sino por la mano de Dios), es la figura de la Venida de Cristo.

Por una parte, algunos interpretan equivocadamente que ese sueño representa la primera venida de Cristo cuando Él muere en la cruz. Por otra parte están los que no creen en el milenio y que presumen que esa piedra fue ya cortada hace 2000 años. Sin embargo cuando Jesús vino, no vimos que Él haya destruido los reinos de la tierra. Mi convicción es que aquello ocurrirá cuando venga en su Segunda Venida con autoridad y poder. No nos olvidemos de que la Primera Venida del Señor fue de manera humilde, la de un Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo. Pero en la Segunda Venida, el Señor viene en gran majestad a tomar su Reino y destruir. Por lo tanto, pienso, es un evidente error considerar que esa piedra fue ya cortada. La figura dada con aquel sueño es la de Dios arrojando a Cristo como una piedra sobre la base de todos los reinos de la tierra, los cuales serán desmenuzados y eliminados completamente.

Un pasaje de la Biblia que nos ayuda a ver a Cristo como Rey, Señor y autoridad máxima, con majestad y poder, es el de Efesios 1. Aquí Pablo pide que se nos de sabiduría y entendimiento para conocer a ese Cristo, hablando de la supereminente grandeza del poder de Dios con estas palabras:

 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza,  la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;  y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,  la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. (Efesios 1, RVA 1960)

Este pasaje nos da una imagen de la gloria del Rey poderoso que viene para tomar el cetro de la autoridad del universo entero. Al mismo tiempo realza la profunda importancia de la Iglesia, ya que dice:”y lo dio [a Cristo] sobre todas las cosas como cabeza a su Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquél que todo lo llena en todo” ¡Qué lenguaje! ¡Qué tremendo! Sobre todas las cosas Cristo fue hecho cabeza de su Iglesia, la cual es su plenitud.

¿Alguna vez pensaron que la Iglesia completa a Dios y que hace completo a Cristo y al Padre? El Padre no estaría completo sin su familia y Jesús no estaría completo sin la Iglesia. La Iglesia completa a Cristo al volverse su cuerpo, Él siendo su cabeza.  No existe completamiento del cuerpo con la cabeza si no hay unión de los dos, así que Cristo es sobre todo Señor de la Iglesia y la Iglesia su plenitud. Ahí se encuentra el equilibrio de esto tan sublime, eterno, divino y glorioso que cuesta encontrar palabras para poder explicarlo.

Hemos visto también en el Capítulo 19 de Apocalipsis la figura del Señor montado sobre un caballo que desciende en tren de guerra teniendo en su muslo la inscripción de “Verbo de Dios” y con su vestido manchado de sangre porque viene para pelear. Ese día marca el momento cuando el Señor viene a hacer juicio y justicia sobre el mundo y convoca a las aves del cielo para que vengan a comer las carnes de aquellos que serán muertos. Va a haber tanta mortandad en la tierra que el mundo se llenará de cadáveres.

Cuando el Señor venga, Dios va a poner todas las cosas en orden. Ese día – aquel glorioso pero terrible día, cuando Jesús venga montado sobre el caballo blanco (que es figura de un guerrero), y acompañado de los ángeles de Dios, será el día del juicio en la tierra. Este evento descripto en el capítulo 19 de Apocalipsis coincide con un par de menciones que encontramos en los capítulos 24 y 25 del Evangelio de Mateo:

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (Mateo 24:30, RVA 1960)

 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. (Mateo 25:31, RVA 1960)

Es decir que el evento que describe Apocalipsis 19 referente al caballo blanco y el Jinete que desciende con todas las huestes celestiales y los redimidos, es el mismo que relata Mateo cuando habla sobre la señal del Hijo del Hombre viniendo con gran potestad, majestad y gloria. De esto mismo habla Pablo con las siguientes palabras:

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él (1 Tes 4.14, RVA 1960)

Así que cuando el Señor venga por segunda vez, aquellos santos que durmieron antes y que tendrán cuerpos glorificados serán parte del séquito celestial y divino que acompañará al Rey de Reyes.

También vimos que aquel día el Señor hará una división entre los hombres: a unos deja y a otros lleva con Él. Cristo mismo nos dice que aquel día separará a los hombres en dos grupos y señalando el lugar que les corresponderá a cada uno: los de su derecha serán los benditos que heredarán el Reino y los de su izquierda lo malditos que se irán al fuego eterno.

Armagedón

De la misma forma vimos, en la profecía de Zacarías, la última escena de la batalla en el día de Armagedón, cuando las huestes del anticristo vienen contra Jerusalén penetrando hasta la mitad de la ciudad y viene el Señor poniendo sus pies sobre el monte de los Olivos (aquí se nos da incluso el preciso lugar de su venida). Esto causa la división del monte formándose en medio de él una gran llanura. Debemos unir este evento con la descripción de Cristo en Mateo 25: “y serán reunidas delante de él todas las naciones”. ¡Se tata de su misma venida!

El diablo prisionero

Además, hemos observado que lo primero que el Señor hace en su Segunda Venida es destruir al anticristo y al falso profeta, lanzándolos al lago de fuego. En el mismo instante un ángel desciende del cielo, ata con una cadena al dragón, al diablo, lo echa a un abismo el cual es sellado por mil años para que no pueda actuar. Este relato nos permite comprender que éste no es el final absoluto o definitivo, que no se acaba todo ahí cuando el Señor viene, ya que el diablo es atado por mil años, indicando que aún quedan por vivir mil años en la tierra, el milenio.

El Arrebatamiento

Inmediatamente después de esos acontecimientos, el Señor sube y se cumple la palabra que Pablo habla en 1ª Corintios, capítulo 15 y 1ª Tesalonicenses 4 que dicen:

 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. (1ª Corintios 15.52, RVA 1960)

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. (1ª Tes 4.16-17, RVA 1960)

En un abrir y cerrar de ojos seremos quitados de donde estemos. En medio de un gran espectáculo y delante de todos los hombres de la tierra, el Señor llamará a su Iglesia, a sus escogidos, a aquellos benditos de su Padre que heredarán el Reino. Todos juntos iremos al monte de gloria, al lugar donde están los ángeles y los redimidos que han venido antes con Cristo para así completar la Iglesia, la Novia limpia, pura y sin mancha. Así entiendo que ocurrirá el arrebatamiento. La Iglesia estará presente en el mundo hasta el último momento de esta era, aún mientras reina el anticristo. No habrá un arrebatamiento secreto como muchos han enseñado.

La entrada triunfal de los santos en el cielo.

¿Qué acontece después? Una vez que el Señor ha dado su juicio sobre la tierra, ha matado a todos cuantos no hicieron su voluntad y ha dejado a los demás que quedan en la tierra, nosotros nos vamos con el Señor, en la entrada triunfal a los cielos. ¡Qué glorioso acontecimiento! Ese día no habrá más un pie torcido, un hígado que duela, ni la más mínima enfermedad. Toda lágrima, todo sufrimiento se habrá acabado, y entraremos a la gloriosa y santa presencia de nuestro Padre Santo y oiremos decir a Jesús “he aquí Yo y los hijos que me dio Dios” (Isaías 8:18) ¿Podemos llegar a imaginarnos cómo será esa entrada triunfal a la presencia de Dios? ¿Qué harán los ángeles? ¿Cómo serán esas trompetas de arcángel? Todo este acontecimiento debemos ubicarlo en el marco de lo que dice el capítulo 14 de Juan

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.  En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14.1-2, RVA 1960)

Las Bodas del Cordero

Otro acontecimiento que debe ocurrir (aunque no sé bien en qué exacto lugar cronológico), para que se cumpla la palabra que dice: “De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios”.  Nos referimos a la imponente festividad llamada “las Bodas del Cordero” o la “Cena del Señor”, evento  que se llevará a cabo con la llegada de los hijos a la casa del Padre.

Cuándo nace un bebé a una familia, ¡cuán felices están los esposos, los parientes y todos los demás! ¡Imagínense cuánto más se regocijará Dios con los millones y millones incontables de seres, que serán elevados a su presencia! Podremos escuchar la voz de Dios decir “Yo de la tierra saqué hijos y aquí están en mi gloria a mi lado; hijos con mi carácter, con mi espíritu, con mi potencia, con mi divinidad y que estarán conmigo por toda la eternidad” ¡Vale la pena separarse del mundo y de la inmundicia para seguir al Señor!

El Juicio a los santos

A ese evento de suma felicidad que acabamos de relatar se suma otro hecho que lamentablemente es un poco más triste:

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. (2 Cor 5.10, RVA 1960)

Es importante señalar que aquí el Señor está hablando de la Iglesia y no del mundo ya que Pablo le está diciendo a la Iglesia en Corinto que todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo. Este no es el gran trono blanco, sino el trono del juicio de Cristo delante del cual todos tendremos que presentarnos. Ese día no tendrá que ver con separar aquellos que son salvos de los perdidos, ya que ahí serán todos salvos, sin embargo cada uno recibirá según lo que haya hecho en la tierra. Todos son dignos de estar en la presencia de Dios porque pelearon la batalla, pero algunos con grandes triunfos y otros con grandes derrotas. Algunos serán los que con todo su corazón sirvieron a Dios y otros no con todo el corazón; muchos serán los que no usaron los dones ni la gracia que Dios les dio y que no pelearon la batalla como correspondía a verdaderos discípulos. 

De la misma forma que los perdidos serán juzgados según sus vidas compareciendo ante Dios y recibiendo según sus obras, igualmente nosotros – aunque se nos habrá perdonado todo pecado – recibiremos ese día el despojamiento de todo cuanto haya sido nocivo y engañoso en nuestros corazones y será quemado todo aquello que no hicimos conforme a la voluntad del Señor. La presencia de Dios es fuego y ante su presencia no puede haber nada que sea inmundo, por lo tanto Dios ante el tribunal de Cristo limpiará su Iglesia. Pablo nos enseña esto con las siguientes palabras:

La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego (1 Cor 3.13-15, RVA 1960)

Entonces tenemos, como hemos dicho, tres acontecimientos: La comparecencia ante el tribunal de Cristo, la festividad de las Bodas del Cordero y la entrada triunfal. A mi parecer, el tribunal ocurrirá antes de la entrada y de las Bodas ya que pienso que el Señor va a terminar la limpieza de todo cuanto tiene que limpiar, para luego entrar triunfantes a la presencia de Él, una vez que todos hayamos sido cubiertos de la gloria exacta que le corresponderá a cada uno.

En Apocalipsis 2 y 3 se habla de “coronas”, de “galardón”, de un nombre especial que se les dará a ciertos hijos. Juan habla también de los 144 mil, que son aquellos santos que nunca se contaminaron con mujeres en la tierra y que van siguiendo al Cordero donde quiera que Él vaya. Estos datos me hacen pensar que existen categorías de redimidos en el cielo y el premio de Dios por las buenas obras de los santos se descifrará ante el tribunal de Cristo.

El gobierno de la Iglesia en la tierra

Una vez que ocurren las bodas del Cordero, volvemos a descender a la tierra para gobernar con Cristo durante los mil años del milenio. Pienso que nuestro gobierno en la tierra no será terrenal ya que seremos seres invisibles, divinos, santos y celestiales. No se tratará de una autoridad política en los términos que hasta aquí conocemos. Tampoco creo que todos los redimidos de la historia serán los que ejercen este gobierno, sino algunos a los que se les da esta autoridad. Si bien a los ojos terrenales existirá un orden como el que vemos actualmente, habrá apariciones de los santos, quienes se manifestarán como llamas de fuego del modo en que los ángeles se aparecían en medio de los hombres a lo largo de la historia.

Podemos leer los pasajes bíblicos que corresponden a este gobierno para entender un poco más. El Salmo 2 es muy significativo ya que habla específicamente de Cristo y su autoridad:

Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra (Salmo 2.8, RVA 1960)

Aquí vemos al Padre haciendo una propuesta al Hijo. Y algunos se preguntarán: “¿El Hijo, pidió las naciones al Padre?” Y dirán: “Sí, seguramente se las pidió”. Y volverán a inquirir: “¿El Padre le dio al Hijo las naciones de la tierra?” Y dirán: “Sí, con seguridad se las dio”. No hay lugar a duda de que será así, pero cabe preguntarse: ¿Cuándo ocurrirá esto?

Algunos erróneamente tienen la idea de que el Padre ya le dio al Hijo las naciones, y por lo tanto la Iglesia tiene que prepararse, en este tiempo presente, para un día gobernar el mundo. Es decir, por no considerar la existencia del milenio, cometen el error de orientar a la Iglesia hacia un hecho que en realidad pertenece a una era celestial, la cual solo vendrá una vez que los hijos de Dios hayan recibido su corona. Es claro, como hemos visto anteriormente, que las escrituras muestran al anticristo gobernando el mundo en los momentos culminantes de esta era, y a la Iglesia perseguida y a la vez protegida. Imposible imaginar lo contrario: que esta Iglesia pueda en este tiempo gobernar el mundo como ellos sostienen que ocurrirá.

Los que así piensan, se orientan hacia un gobierno político ejercido por la Iglesia. De esta manera la expectativa es puesta en una reivindicación terrenal de los hijos de Dios ante los ojos de los hombres. Se estimula a los discípulos a procurar cosas que nunca Cristo y los apóstoles nos enseñaron a perseguir: a ser profesionales, a procurar cargos de jerarquía, y a alistarse para ese día con conocimientos que no surgieron del corazón de Dios, sino de los rudimentos del mundo.

Los que sostienen la existencia de este gobierno terrenal en esta era, suelen evitar la lectura de lo que sigue en el Salmo 2:

Pídeme, y te daré por herencia las naciones,

Y como posesión tuya los confines de la tierra.

Los quebrantarás con vara de hierro;

Como vasija de alfarero los desmenuzarás. (Salmo 2.8-9, RVA 1960)

Aquí describe un reino que no tiene comparación con el insignificante gobierno humano que podamos hacer nosotros. Una cosa es ser presidente de un país, secretario de un diputado, funcionario judicial, senador o abogado de alto rango.  Otra es tener por posesión “los confines de la tierra” y gobernar con “vara de hierro” o desmenuzar el mundo como a “vasija de alfarero”.

Este salmo tan antiguo, escrito tan temprano en la historia, tiene su cumplimiento en lo que leeremos en Apocalipsis. Mientras leemos, comparemos las palabras de David con las de Juan:

 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre (Apocalipsis 2.26-27, RVA 1960)

Es evidente la mención exacta y coincidente con el Salmo 2. Sigamos con Apocalipsis

 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar [estos tronos mencionados por el Señor son aquellos sobre los cuales se sentarán los doce Apóstoles ya que el Señor dice que serán ellos los que juzgarán a las doce tribus de Israel, así que cuando hablamos del tribunal de Cristo, también habrá un tribunal para los judíos, el cual será gobernado por la Iglesia]; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. (Apocalipsis 20.4-6, RVA 1960)

“Reinaron con Cristo mil años”. Así que debemos entender el paralelismo de estos dos pasajes de Apocalipsis con el Salmo 2. Se vuelve mucho más claro el hecho de que se refieren específicamente al gobierno del milenio que se manifestará antes que Dios destruya los cielos y la tierra, y una vez que se termine esta era.

¿Cuándo se manifestará el espíritu del anticristo?

Me gustaría hacer aquí una mención con respecto a la bestia. Muchos dicen equivocadamente: “gracias a Dios que no estoy viviendo en el tiempo de la bestia”. Pero se olvidan lo que dice Juan: “ya son muchos los anticristos” (1ª Juan 2:18). ¿Cuándo vino el anticristo? -Desde el momento en que Cristo apareció en el mundo se estableció el anticristo. ¿Quién lo establece? -Lo establece el dragón, el diablo, ya que el espíritu del anticristo está en el mundo desde que Cristo apareció y se predicó con todo poder.

Lo que sí va a acontecer, durante un período de cuarenta y dos meses, es la manifestación de un hombre dotado del poder del diablo. Pero el anticristo está desde el principio. Es por esto que no debemos pensar que este juicio les acontecerá solamente a los creyentes de la última hora. Habrá un juicio a los creyentes de toda la historia. El espíritu del anticristo, opera entre nosotros desde hace dos mil años, y es quien hace que te inclines ante los placeres del mundo. Así que cuando las Escrituras hablan de aquellos que no recibieron la imagen ni la señal del anticristo durante esos cuarenta y dos meses, no se refiere solamente a quienes vivirán en el último tiempo, sino a aquellos que a lo largo de la historia no recibieron la señal del anticristo. Es decir, repudiaron la mentira, se apartaron del mundo y se guardaron enteros para Dios, lavando sus ropas.

Esto me gustaría remarcarlo y repetirlo para que se grabe bien en nuestra mente y corazón. Muchos no perciben que cuando imitamos al mundo en sus formas, en sus banquetes, en sus placeres, ropas, formas de ser, etc., ya llevamos la marca de la bestia en nosotros. Nos dejamos gobernar así por el poder del anticristo y el diablo. El consejo de los apóstoles es que debemos separarnos del mundo “Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré” (1ª Corintios 6:17). El corte y la división entre el mundo y la Iglesia tienen que ser absolutos.

Con dolor de mi alma debo decir que hoy en día hay una juventud que no vive con esta radicalidad todos los días y pienso que tiene que ver también con el hecho de que la Iglesia ha perdido un sentido de orientación santa y pura. ¡Cómo quisiera que todos fuésemos como un solo hombre que se levantara contra el mundo!

La Iglesia debe saber que hoy estamos ante el espíritu del anticristo en todo lugar, y, aunque la imagen de la bestia no esté aún presente ni se haya manifestado el hombre de pecado, el diablo está en las tinieblas gobernando. Por lo tanto cuando el creyente va hacia las tinieblas, (es decir, hacia las costumbres del mundo), se transforma en abominación para Dios. Juan lo escribe así:

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.  Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. (1ª Juan 2, RVA 1960)

Aquí vemos que la división entre el mundo y la Iglesia debe ser tajante. Si por ejemplo oímos la música del mundo, sus ritmos comienzan a contaminarnos a nosotros y a la Iglesia. Muchos santos que tienen una relación real con Dios se sienten defraudados ante una Iglesia que se nutre de la música del mundo para componer los himnos de alabanza a Dios. ¿Ustedes creen que Dios se siente alabado con el rock? ¿No fue inspirada esta música para adorar más bien a Satanás?, ¿Cómo pueden tantos músicos que se llaman cristianos pensar que Dios recibe este incienso de aroma extraño?

Vuelvo a decirlo: ¡el espíritu del anticristo ya está entre nosotros desde hace mucho! Tengamos discernimiento para percibir sus maquinaciones, y apartémonos completamente de todo aquello que proviene de él. Lavemos nuestras ropas, velemos día y noche, y su marca no estará en nuestras frentes. Así, solamente así, seremos vencedores y reinaremos con Cristo.

Isaías y el milenio

Quisiera que retomásemos el tema del milenio para incluir el libro de Isaías, el cual –a pesar de lo que muchos opinan en contrario– nos ofrece mucha información sobre cómo será el tiempo anterior y el tiempo propio de este período. Isaías habla frecuentemente de dos tonos. Habla de su tiempo y de un tiempo futuro. Por momentos se refiere a reyes contemporáneos para luego pasar a relatar momentos que textualmente él denomina como “los postreros días”.

Comencemos con el capítulo 2, leyendo una porción que, me parece, claramente se refiere al milenio. Podríamos decir que el siguiente pasaje nos ofrece resumidamente el tema central de todo el libro:

 Lo que vio Isaías hijo de Amos acerca de Judá y de Jerusalén.

 Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra (Isaías 2.1-4, RVA 1960)

Algunos suelen pensar que los primeros 3 versículos se refieren a la lglesia. Los tales dicen: ¿No es Sion el lugar donde bajó Jesús? ¿No es allí donde Cristo establece el Nuevo Pacto? ¡Inclusive  cantamos himnos que parten de esta interpretación!  Sin embargo, cuando llegamos al versículo 4 vemos que Isaías nos señala dos características muy notables de este tiempo:

  • “y juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos”: El juicio de Dios, y no la gracia, predomina en el tiempo que describe Isaías. La era en que vivimos se caracteriza por la paciencia de Dios (más allá de algunas catástrofes naturales). Pedro declara: El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente para con vosotros,porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9, RVA). Nuestra era no es a la que Isaías se refiere.

  • “y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán para la guerra”: Isaías claramente habla de un tiempo de paz mundial en el que las naciones prescindirán definitivamente y permanentemente de sus armamentos. Claramente, una vez más, podemos afirmar que no se refiere a esta era.

Todo el libro de Isaías está edificado sobre la base de estos cuatro versículos. Cuando leemos, vemos que él pasa de un tema al otro, pero se ajusta, se mantiene en los siguientes siete puntos. Estos siete puntos representan la clave para comprender todo el libro:

  1. El monte de Jehová que será cabecera de montes
  2. Correrán a Él todas las naciones
  3. Nos enseñará sus caminos
  4. Saldrá la ley de Jerusalén
  5. Juzgará entre las naciones
  6. Las Naciones volverán sus espadas en rejas de arados
  7. No se adiestrarán más para la guerra

Hagamos por ejemplo un ejercicio de lectura para mostrar lo que estoy diciendo. Leamos:

Y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra (Isaías 2: 21, RVA 1960)

Cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación (Isaías 4: 4, RVA 1960)

Este no es, evidentemente, el tiempo actual de la gracia, sino un tiempo futuro de juicio. Aquí Isaías habla de una preparación. Antes que los hombres corran a Jerusalén (de donde saldrá la ley), habrá una devastación, una destrucción. Esto tiene mucho que ver con la mortandad que ocurrirá cuando baje el Señor y mate las nueve décimas partes de población de la tierra y deje únicamente a los deseables, que Isaías menciona de esta forma:

Y si quedare aún en ella [en la tierra] la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa. (Isaías 6: 13, RVA 1960)

Continuemos leyendo algunos pasajes que describen mejor el juicio que Dios revela a Isaías:

Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores (Isaías 14: 5, RVA)

Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones (Isaías 25:7, RVA)

Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá (Isaías 26:11, RVA)

Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito,  por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra Él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos (Isaías 26:20, RVA)

En aquel día Jehová castigará con espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar. En aquel día cantad acerca de la viña del vino rojo. Yo, Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré noche y día, para que nadie la dañe. No hay enojo en mí. ¿Quién podrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una (Isaías 27:1, RVA) [Aquí el lenguaje es tremendo]

De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar, como piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes del sol (Isaías 27:9, RVA 1960)

Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaon se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación (Isaías 28:21, RVA)

Por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos. ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce? Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió? (Isaías 29:14, RVA)

Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: como el león y el cachorro del león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado (Isaías 31:4, RVA)

Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero (Isaías 34:2, RVA)

Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion

(Isaías 34:8, RVA 1960)

¿Perciben cómo se habla de juicio? Juzgará a muchas naciones, reprenderá a muchos pueblos, no solamente a Israel sino también al mundo entero. Ahora este juicio de Dios tiene por contrapartida que se cumple lo que debe haber ocurrido en Edén antes del pecado: “El león pacerá con la cría de la cordera”, “El niño recién nacido pondrá su mano sobre el huevo del basilisco y no le hará daño” ¡La víbora no le hará daño!

Así que creo que les he dado una buena orientación e indicación de toda la información que está en el libro de Isaías acerca de este tiempo de gobierno, juicio y reprensión. La síntesis de todo este asunto es: “las gobernará con vara de hierro y reprenderá a muchas naciones” y todo esto acontecerá una vez que el Señor venga. No ahora, sino en el tiempo del milenio. 

Ahora, ¿Qué de nosotros en este tiempo? ¿Dónde estaremos? -O bien, en la nube de gloria viniendo con el Señor (si es que hemos dormido antes), o en la tierra esperando el momento cuando el Señor traiga su juicio, con la expectativa de escuchar su voz decir: “Venid benditos de mi Padre”. Cuando el día llegue veremos al Señor cabalgando sobre su caballo blanco, con sus ropas manchadas de sangre. Vendrá diciendo: “Yo he venido a pisar el vino del lagar de la ira de Dios”  y le dirá a las aves “Vengan, congréguense porque van a comer carne de toda clase”.

Este no es un acontecimiento progresivo que sucede a lo largo de la historia. Ocurre repentinamente. El Señor viene de repente, como ladrón en la noche. Ordena, limpia y destruye todo lo que es necesario eliminar. Como leímos ya en Isaías: “Y si quedare aún en ella [en la tierra] la décima parte, ésta volverá a ser destruida”. ¡Qué tremenda palabra! Imagínense que las nueve décimas partes de los hombres van a ser destruidas y sólo quedará un décimo;  ¡y aún ese décimo va a ser juzgado y diezmado! El momento exacto en que esto ocurre es cuando el Señor baja de los cielos trayendo el juicio sobre la tierra para limpiarla y prepararla para el Milenio.

Recordemos una vez más a Isaías diciéndonos: “Entonces el monte de Sion será cabeza de montes y ahí correrán todas las naciones y de allí saldrá la ley”. Hay incluso una canción diciendo estas palabras.  Es errado cantarlo pensando en nuestro tiempo actual. Es lo que cantaremos en aquel tiempo futuro, cuando el tiempo de juicio y destrucción acontezca. Al leer el Nuevo Testamento, nada encontramos respecto a que en esta era, antes de su venida, Cristo y la Iglesia reinarán las naciones desde Jerusalén. Al contrario, Jerusalén fue destruida poco tiempo después de la resurrección de Cristo.

Cuando en el NT se habla de la Iglesia, no se refiere a judíos ni a Jerusalén. No creo que al Señor le agrade que hoy cantemos himnos refiriéndonos a Sion de esta forma. Sino que aquello sobre lo que habla Isaías, va a acontecer cuando el Señor limpie la inmundicia de su pueblo y establezca a Sion durante mil años como cabecera de montes. De allí saldrá la ley. Ese será el lugar donde Dios establecerá su trono y desde el cual nosotros gobernaremos la tierra entera. Este día dará comienzo al Milenio. Dios se establecerá el monte de Sion en Jerusalén y desde allí gobernaremos. El Señor reprenderá a todo pueblo, y quitará la espada y la transformará en reja de arado. Este es el tiempo de la paz que el Señor trae sobre la tierra cuando nosotros gobernemos durante el gobierno de los santos como ya hablamos anteriormente.

¿Quiénes vivirán en la tierra durante el milenio? En el Sermón del monte Cristo dice: “los mansos heredarán la tierra”, y aunque obviamente esta palabra tiene una connotación mucho mayor y más profunda, al menos nos da a entender quiénes son los que Dios permite que continúen viviendo en la tierra. Hay que pensar que existen hoy todo tipo de personas: los malvados, los aprovechadores, los perversos que han vivido en sus propios deleites, que han despreciado a su prójimo. A éstos yo los llamo “indeseables”. Los tales, entiendo, serán destruidos. Pero el Señor dejará que habiten en la tierra aquellos que no fueron indeseables, sino que, aunque no formaron parte del de la Iglesia por no haber seguido a Cristo, mantuvieron su conducta, modestia, aspiración dentro de ciertos parámetros morales: no ejercieron violencia, perversidad, etc.

Esta información a muchos les parecerá algo extraño y se preguntarán: “¿Por qué sucede de esa manera?” ¡Qué difícil de entender! Precisamente nadie puede decir más de lo que está escrito, ni entrar en un terreno más allá de lo que está revelado en la Palabra de Dios. Sin embargo debemos confiar que Dios es un Dios justo, y su justicia es perfecta. “En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col 2:3).

Una vez que viene el Señor, se completa el tiempo de la salvación. La oportunidad de conversión termina ese día, sellándose el número de la Iglesia redimida. Cuando se ve en los cielos la señal del Hijo del Hombre, se acaba la oportunidad de salvación. Quien en ese momento es salvo, será salvo eternamente y el que no lo es, pues ya no tendrá más esperanza que la de ser incluido en el milenio.

Durante el tiempo que gobernemos la tierra, solo habrá en ella personas pecadoras perdidas viviendo en ella. No se predicará más el Evangelio, sino que nuestro gobierno será  “con vara de hierro”. Por ejemplo: Si uno se sale de su juicio y levanta una silla para pegarle a su esposa, en ese mismo instante es eliminado.

Alguno dirá: ¿Pero no es que el milenio será un tiempo de paz? –Sí, paz,  pero “con vara de hierro”. El que practica el bien, estará tranquilo, pero el que se porta mal, tendrá un juicio rápido, repentino e inmediato bajo la ley. Tal como dice David en el Salmo 2:“Tú las gobernarás con vara de hierro y las desmenuzarás como vasija de alfarero”, palabra que también encontramos en Isaías.

Volvamos ahora al capítulo 20 de Apocalipsis.

Vemos que el Señor ha venido y el diablo es atado por mil años. luego aparecen el Gran Trono Blanco y El Tribunal de Cristo. Se llevan a cabo los juicios tanto a la Iglesia como a Israel. No existe mucho material que nos permita entender bien el orden de estos hechos, pero sí hay menciones suficientes para saber que Dios va a traer juicios sobre su casa y también sobre Israel, siendo la Iglesia la encargada de juzgarla. Esta es tarea que Dios encomienda a los doce Apóstoles, dándoles autoridad para juzgar a las doce tribus de Israel.

Una vez que los nuevos cielos y la nueva tierra vienen, Dios no deberá tratar más con el pecado del hombre. Nunca más se levantará una voz contra Él, ni se blasfemará en contra de su nombre, o aparecerá alguien para pecar. Cuando la Biblia dice que Jesús es el “postrer Adán” (no dijo el “segundo”, sino el “postrer”, es decir, el “último”) significa que ya todo terminó y el problema del pecado se acaba. Nosotros nunca podremos entender completamente lo que es este problema para Dios. El pecado y la rebelión son elementos descentralizadores del equilibro del gobierno de Dios. Y Él finalmente tratará a fondo la rebelión del hombre.

Por causa del pecado la misma tierra está maldita. Ella ha tenido que beber continuamente la sangre de inocentes y está cansada de ello. Dios oye a los árboles, los arroyos y los montes clamar por justicia, porque están agotados con el pecado del hombre.  Pablo nos dice: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una sufre dolores de parto hasta ahora” (Rom 8.22). Pero el día en que los hijos de Dios se manifiesten, ella será liberada de su condenación y de su maldición. La tierra está esperando la adopción de los hijos de Dios para gozarse junto a su Creador. Para finalmente oír a sus árboles cantar y a sus ramas aplaudir. Este día comenzará cuando se inicie el milenio. Debemos también ver a este período, como un tiempo de descanso que Dios trae sobre su creación, un tiempo en el que la creación vive tal como Él había planeado para el Edén.

En mi imaginación veo una armonía perfecta en la creación. Veo un mundo muy distinto al de ahora: sin fábricas, sin armas,  en absoluta paz. Los hombres volverán a comer debajo de la encina, a buscar frutos en los árboles, a alimentarse de la miel y de aquello que la naturaleza generosamente brinda. Habrá alegría en la tierra ya que se acabarán las construcciones de cemento y no habrá fábricas que exploten al hombre; cada persona labrará su propia porción de terreno y volveremos a lo que originalmente era el mundo tal como Dios lo hizo.

La naturaleza tendrá ese día. Dios traerá misericordia sobre su creación. Algunos hombres privilegiados, aunque no salvos, gozarán de la oportunidad de comprender que el plan de que Dios se había propuesto era perfecto. Y se lamentarán de la rebelión, del rechazo al plan supremo, y a la salvación ofrecida por Cordero de Dios. Estos mil años serán también una reivindicación del plan del Creador, que finalmente verá, junto a su Iglesia redimida, una tierra que goza de paz y armonía.

    artículo anterior

    Unidos por coyunturas

    siguiente artículo

    La Prueba, Breve Estudio En Diapositivas