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La Primera Llegada del Mesías

15/04/2021

La Primera Llegada del Mesías

Cómo Llegamos A Entender Lo Que Hablaremos Aquí

Necesito comenzar pidiendo perdón a algunos de ustedes, porque yo estuve hablando de este tema en 2015 (Ver Aquí), en Baradero, y con mucho entusiasmo. Fue la mejor vez y la última, porque algunas cosas tenemos que cambiar. Es poquito. El cuadro es el mismo, pero hay un detalle importante que, cuando sea posible, buscaremos aclarar. Yo me equivoqué, y voy a seguir cometiendo errores (es inevitable, soy humano), pero no de la misma forma. Tengo que confesar que, de lo que enseñaba, teniendo a Lucas 21 como el centro del mensaje de Jesús, yo tenía el 1% de duda, y 99% de certeza. Hoy veo que tenía esa duda ya hace 25 años; hubiese sido mejor prestarle atención, e investigar.

Lo que voy a traer no es fruto de algún trabajo aislado mío. Confieso que, por primera vez también, estoy seguro de haber escudriñado las Escrituras en cuanto a este tema. Antes tenía escuelas que me enseñaban algo; después vino otra escuela. Pero Dios puso una carga muy grande en mi corazón, de buscar entendimiento. Y lo primero que hice (tres años atrás) fue buscar a compañeros que estaban leyendo mucho las Escrituras sobre el fin, hermanos y pastores de Brasil que el Espíritu Santo los llamaba a estudiar. Hay uno de ellos, por ejemplo, que hasta el año antepasado había leído doscientas veces el libro de Apocalipsis. Entonces dije: “Yo necesito a esta gente”. Me impresionó la sencillez con la que un pastor en Salvador, llamado Benito, estaba hablando del tema. Comenzamos a juntarnos. Cada vez que teníamos un retiro de pastores, me reunía con ellos y pasábamos la noche hablando. Después vimos necesario encontrarnos solamente para eso; algunos fueron de otras ciudades a Salvador para estar juntos. Pasamos un fin de semana entero estudiando, y vimos que el tema es largo, pero accesible. No es una confusión interminable, es accesible.

Nosotros no creemos tener todas las respuestas; quizás no tenemos aún ni el 30%  de las respuestas que necesitamos. Pero una cosa hicimos: fuimos a la Palabra. Después de pasar un fin de semana hablando del tema, estábamos impresionados de cómo Dios traía un poco a cada uno, e iba ensamblando todo de una forma maravillosa. Luego acordamos tener otro encuentro de una semana entera. Lamentablemente fue cuando Mario estuvo de viaje, y no pudo estar. Pero después estuvimos otra semana entera, con una regla: “Acá no entran libros: tenemos las rodillas, la Biblia y la comunión.” Y fue una semana maravillosa.

Entonces, lo que estoy hablando hoy es el resultado de hasta donde llegamos. Estoy asumiendo un riesgo al venir aquí a hablar este tema en seis noches (acceder aquí a toda la serie), porque tuvimos en Salvador muchos tipos de reuniones diferentes, y la serie de encuentros en la que pudimos realmente entrar a fondo, sábado tras sábado, conformaron un total de unas  30 o 40 horas, de a 4 o 5 horas por sábado. Yo podría extraer todo lo que sea útil para un resumen. Pienso que sería buenísimo el sentir en mi corazón si abrimos el apetito para hablar del tema, y entendemos que tiene claridad, tiene explicación, si nos animamos a estudiar. Hoy es un equipo muy grande. Yo les dije: “Nosotros llegamos hasta acá, y los desafío a encontrar todos los errores que tenemos”. Y siempre vienen algunos con anotaciones. Hay mucha ayuda. De manera que después de que terminemos, cualquiera de ustedes que quiera entrar en este equipo, que va a estudiar lo que decimos -no que tiene una idea de alguna teología. ¡No! Hay que estudiar lo que estamos hablando para poder cooperar, incluso para mostrar los errores- puede hacerlo. No sé qué piensan ustedes, pero yo quiero estar muy libre para seguir, o para decir: “Estas tres noches, quizás el Señor tiene otra cosa por medio de otros.” Tenemos que estar abiertos.

Qué Mesías Esperan Los Judíos

Más que la Segunda Venida del Señor, el tema en la Escritura aparece como la venida del Mesías. Hay un Mesías que ya vino, y va a volver. Nosotros vamos a leer lo que la Biblia dice sobre él. Hay tres religiones en el mundo hoy que esperan al Mesías: Los judíos, desde siempre lo están esperando. Moisés y los profetas hablan de Él. Cuando Jesús se encuentra con los discípulos de Emaús, ellos, tristes y casi corrigiéndolo, le dicen: “-¿Tú eres el único que no sabe lo que sucedió?” Entonces Él, con mucha paciencia, pero también con la debida firmeza, les dice:  “-¡Oh necios y tardos de corazón para entender lo que dicen los profetas!” Y comienza recordando todo lo que se había profetizado sobre él. Pero cuando les dice que eran duros de corazón, les pregunta: “¿Por qué no entendieron que el Mesías debía sufrir?” Veamos Lucas 24:

“Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera…?” (Vs.25-26)

Esta es la cuestión: Los judíos no recibieron a Jesús porque no podían imaginar un Mesías de esa manera. Vamos a hablar mucho de cuál era la expectativa que tenían. El gran problema es que el Mesías no era como ellos pensaban, no entró en la élite. Jesús no era de su círculo, por eso no lo recibieron, no pudieron entender un Mesías que fuera pobre, que naciera en una ciudad pequeña, y todo ese tipo de cosas. Nosotros, los cristianos, creemos que el Mesías es Jesús, que ya vino y pronto volverá. Pero también los musulmanes esperan un Mesías. Lo más impresionante es lo que dice el Corán sobre las características de ese mesías: son exactamente las mismas que la Biblia da para el Anticristo; lo que encontramos en la Biblia sobre el Anticristo, está descripto en el Corán como el mesías. Es un dato que yo creo en cierta manera importante.

Tendríamos que salir de aquí con algunas preguntas contestadas, por ejemplo: *¿Cómo y cuándo se cumplen las profecías del A.T. sobre el Mesías?

*¿Cuál será la condición de Israel en relación a la segunda venida del Mesías? Porque el Mesías que ellos esperan es nuestro Jesús. Me gustaría que salgan de acá con alguna respuesta. Otra pregunta, la más importante:

*¿Cuáles son las condiciones para participar del reinado del Mesías futuro? Estoy hablando del reinado futuro. El reino en la Biblia aparece como una cosa presente, que ya está hoy, pero también con una dimensión futura. ¿Cuál es el requisito para participar de ese reino futuro? Ya les señalé en la introducción la importancia del sermón de Jesús en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21.

¿Qué vamos a hacer hoy y mañana? No vamos a entrar en Mateo 24. Porque es mucho más fácil entenderlo si leemos lo que está antes. Una de las claves principales para comprender las Escrituras es el contexto. Regla 1: Contexto. Regla 2: Contexto. Regla 3: ¡Contexto!

Hoy vamos a leer los caps. 21 a 23. Pero buscando entender la situación en la que estaba Jesús, qué sucedía en ese momento. Y mañana vamos a tratar de comprender qué surgió allí en relación al futuro. El futuro, aún hoy para nosotros. Recién en la tercera reunión vamos a entrar en el cap. 24.

Entonces comenzamos con Mateo 21. No vemos solamente las profecías en Mateo 24. Jesús da dos profecías antes, y tenemos que entenderlas en el contexto. Vamos a leer Mateo 21:1-13:

Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos…

(El monte de los Olivos está al lado de la ciudad de Jerusalén, y Jesús muchas veces estuvo enseñando a sus discípulos allí).

“…diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

Decid a la hija de Sion:

He aquí, tu Rey viene a ti,

Manso, y sentado sobre una asna,

Sobre un pollino, hijo de animal de carga.

Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Éste es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.

Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.”

Oración: Señor, ¡danos gracia para seguir! Amén.

El Sufrimiento De Israel

Aquí comenzamos buscando entender qué pasaba en ese tiempo. Yo no tengo noticia de ningún pueblo, en ninguna parte, que haya sufrido como sufrió Israel a lo largo de los siglos. Este pueblo estuvo esperando al Mesías que le fue prometido, pero en medio de ese tiempo de espera, muchas veces desobedecían a Dios. No conozco ningún pueblo más sufrido que Israel. Menciono rápido: Israel fue atacada, como ciudad, 52 veces en la historia; sitiada 23 veces, y totalmente destruida, 2 veces. ¿Hay algo semejante en la historia humana? Fueron esclavos en Egipto durante cuatros siglos y un poquito más; también esclavizados por Asiria, y por Persia; fueron llevados cautivos a Babilonia; luego sufrieron con el Imperio Griego.

Hay una anécdota muy interesante, y pienso que tuvo que ver con un tiempo de arrepentimiento después del regreso de Babilonia. Alejandro Magno venía invadiendo y conquistando hasta India, y cuando llegó a Palestina, salió a recibirlo el sumo sacerdote. Alejandro bajó de su caballo y se arrodilló delante de él. El mismo sumo sacerdote no entendía (lo cuenta Flavio Josefo), y los soldados le preguntaron: “-¿Por qué hiciste eso?-”  Él respondió: “-Yo no me arrodillé delante de él, sino delante del Dios que él representaPorque anoche tuve un sueño con ese hombre, y supe que era un representante de Dios.” En esa conquista, Jerusalén no cayó. Cayó bajo el Imperio Griego, mucho después, cuando se dividió el imperio, cuando estaba Ptolomeo en Egipto, los Seléucidas al norte, y un tal Antíoco Epifanes, que hizo barbaridades en Israel. Más recientemente fueron aniquilados en Inglaterra, en 1290; en Francia, en 1316 y 1394. Fueron masacrados en España en 1391 y finalmente expulsados en 1492. Luego, otra masacre en Lisboa, Portugal, en 1516. ¿Por qué este pueblo sufrió tanto? Porque ningún pueblo, de las naciones terrenales, recibió las bendiciones que Israel había recibido. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que cuanto más Dios nos da, más somos responsables delante de Él. Santiago dijo: “No os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación”.

Veamos Lucas 12: 47-48

“Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.”

Esto explica un poco por qué Israel es un pueblo tan sufrido. En el siglo pasado fueron asesinados 6 millones en Alemania, en la Segunda Guerra Mundial.

Hermanos, este es el cuadro, y será en función de él lo que comprendamos. Esta gente sufrida, que esperaba, y espera al Mesías, estaba allí. Solamente recién volveremos ahora a Mateo 21:9:

Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosannaal Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!¡Hosanna en las alturas!”

Yo pensaba que hosanna es casi un sinónimo de ¡Aleluya! o ¡Bendito sea! Pero hosanna es un clamor que significa ¡Libéranos! ¡Sálvanos! No es una expresión de alabanza.

En el pasaje paralelo de Marcos 11:10 dice:

¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!”

¿De dónde sacaron eso? ¡De las promesas de que el Mesías sería un descendiente de David!  La multitud allí estaba convencida de que Jesús era el Mesías esperado. Es lo que nos muestra este texto, estaban exaltados: “¡Finalmente terminó nuestro sufrimiento!”, pensaban. Además, en Juan 12:13 dice:

“… ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor,el Rey de Israel!

Ya están llamando a Jesús el Rey de Israel. Juan también explica que la multitud se entera de que recién Jesús había resucitado a Lázaro, y eso los estaba poniendo eufóricos. Este es el cuadro: una nación esperando al Mesías, y la gente convencida de que Jesús era ese Mesías. Por eso lo alababan.

Ahora vamos a ir a Lucas, porque entre este hecho y la entrada de Jesús a Jerusalén sucede algo más, que Mateo no registra, pero Lucas sí. Les pido que dejen marcado Mateo 21, porque vamos a volver. Vamos a Lucas 19. El relato es el mismo: La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Lucas recibió testimonios de este hecho:

Lucas 19:41-42

Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú (Jerusalén) conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.” (Esto pasó antes de entrar, cerca de la ciudad).

Jesús se  lamenta porque él era el Mesías de ese pueblo, y ellos no lo recibieron. Jesús está llorando, lamentando. Y dice algo interesante: “Ellos no saben lo que es para su paz”. En nuestra traducción (portugués) dice una palabra un poquito más fuerte: “Si conocieras por ti misma aun hoy”. Jesús está diciendo “ustedes no saben hoy”. No dice: “nunca van a saber”, sino “¡Cómo me gustaría que supieran hoy lo que es necesario para que tengan paz!”. Nosotros sabemos: la paz en esta Tierra no hubiera sido alcanzada sin la muerte del Hijo de Dios. Era necesario, y los judíos no lo comprendían. Ellos imaginaban un Mesías que bajaría, tomaría un arma e iría al frente. Y por supuesto, que sería amigo de ellos, andaría con ellos, sería como ellos. No entendían que era necesario que el Mesías padeciera.

OraciónJesús, queremos darte gracias, porque en medio de mucha tribulación tenemos paz. Y conocemos, Señor, el precio de esta paz. Por eso nos rendimos una vez más.

De Un Clima Festivo A Un Clima Hostil

De allí en adelante, todo comienza a ser diferente y extraño. Vamos a ver un Jesús diferente; me imagino que hasta los propios discípulos estaban muy asustados. Dicen los historiadores que la puerta -que hoy está cerrada- que había en Jerusalén para quien venía del monte de los Olivos, tenía el lugar de los soldados a la derecha, y el templo a la izquierda. Muy posiblemente en la entrada de Jesús la gente se sorprendió, porque esperaban que el Mesías terminaría con Roma, terminaría con el ejército romano, los aniquilaría. Así era el Mesías que ellos esperaban. Lo más lógico hubiera sido que entrando a Jerusalén fuera a la guardia de los romanos, los soldados. Pero entró a la izquierda, no fue a los enemigos. Pido que observen cómo la escena ahora es diferente a todo. Desde aquí en adelante todo es conflicto. Vamos a ver a un Jesús diferente, agresivo. Entra al templo violentamente. Uno de los evangelios dice que tomó un látigo. Al día siguiente, más sorpresas. Lo vamos a encontrar en Mateo 21:18-19

Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto.” 

Que yo me acuerde, este es el único milagro destructivo. Jesús no hizo crecer la higuera sino que la secó. ¿Qué está pasando acá? Vamos a entrar en este contexto. ¡Imagínate los discípulos cuando vieron esto! “Ayer se peleó con la gente en el templo, ahora secó la higuera. ¿Qué está pasando?” ¿Por qué mató a la higuera? Porque no tenía fruto.

Ahora no vamos a leer todo, pero yo puedo decirles resumidamente: hubo cinco discusiones con Jesús: cuatro de ellas provocadas por los escribas, fariseos y saduceos. Y se ve este clima tenso; los fariseos están cuestionando, él está contestando, y todo el clima es denso. La primera vez, en Mateo 21:14-17, porque no callaba a los muchachos que le alababan; después los sacerdotes y ancianos le cuestionaron sobre su autoridad; luego los fariseos le cuestionaron sobre el tributo a Cesar; los saduceos le cuestionaron sobre la resurrección. Todo está en este texto, que pedí que leyeran. y por fin hubo una sola discusión comenzada por Jesús. Vamos a leerla en Mateo 22:41:

“Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?”

Ahora es Jesús quien está preguntando. Cuando los sacerdotes, fariseos, o saduceos iniciaban la charla, siempre venían tramando para encontrar algún error en Jesús. Pero esta pregunta no es con la misma intención. Jesús no busca armar una trampa a los judíos. Él hace la pregunta más importante para ese momento, y tiene que ver con lo que ellos no entendían: que él era el Mesías. La pregunta de Jesús es:

Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?”  (v.45)

Jesús no estaba haciendo una prueba a los fariseos para ver si conocían la Biblia. No, Él tenía una intención especifica. Esta es la pregunta que importaba, y era imprescindible hacerla. El Mesías había llegado, y su pueblo no lo recibía. Esta es la realidad. Jesús usa aquí el Salmo 110: 1 para hacerles la pregunta. El Salmo 110 es el más citado en el Nuevo Testamento, el que más aparece. Lo vemos, por ejemplo, en la primera predicación de Pedro (Hechos 2); cuando Esteban fue apedreado; Pablo lo cita en tres cartas, a los Efesios, Colosenses, y Romanos. También lo cita el autor de Hebreos. ¿Por qué? Porque el tema es si el Mesías vino o no vino, si Jesús es o no el Mesías, o tenemos que esperar a otro, como preguntó Juan el Bautista. Esa era la razón del conflicto. Por eso fue la única pregunta que Jesús formuló usando este Salmo. Ellos esperaban un Mesías que diera victoria a Israel, que fuera un dominador, y estaban escandalizados porque Jesús era totalmente diferente.

El versículo 46 dice:

“Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.”

Jesús, con una sola pregunta, terminó con toda la potencia que ellos tenían.

Ahora estamos en el final del capítulo 22, pero vamos a regresar. En el capítulo 21:28 comienzan las parábolas, y buscaremos prestarles atención.

Comprendiendo Bien El Contexto De Tres Parábolas

Hasta ahora estuvimos viendo el clima, la discusión, el espíritu tan diferente en el que estaba el mismo Jesús, pero ahora vamos a ver qué enseñanza trajo Él en ese momento. Relata tres parábolas. Pero antes leamos Mateo 21:45: “Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos”. Entonces, ¿cuál era el tema de las parábolas? Era Israel y todo su sistema religioso. La primera es la de los dos hijos. ¿Cuál es el tema? Uno dice que irá, y después no va; el otro dice que no irá, y después va. ¿De qué está hablando Jesús? Me recuerda cuando Israel recibe los mandamientos y dice: “Todo lo que Jehová diga, lo vamos a cumplir”. Pero la historia no fue así.

Jesús comienza a revelar algo de suma importancia que estaba sucediendo en ese momento. Miren el vers.43: “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.”

Aquí podemos leer Romanos 10:20-21:

E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.”

Esta es la razón por la cual Jesús dice: “Voy a quitar el reino de ustedes y se lo voy a dar a otro pueblo; este pueblo me va a dar el fruto que ustedes no están produciendo”.

Pero la cosa empeora un poco con la parábola de los labradores malvados: El dueño de una tierra, padre de familia, planta una viña y la arrienda a terceros. Cuando llega la hora de recibir el fruto, envía a los siervos, a quienes maltratan y apedrean. Luego manda a otros siervos, y pasa lo mismo. Al final dice: “Voy a mandar a mi hijo: a él lo van a respetar.” Pero ellos dijeron: “Ahora matemos también al hijo, y seremos dueños de la herencia”.

Entonces tenemos el ambiente, tenemos la razón por la cual va a haber un gran cambio, y tenemos parábolas de Jesús aplicadas a ellos.

Repito esto porque hay otras parábolas después de Mateo 24. Hay un grupo de parábolas antes del capítulo 24, que son más para los judíos, aunque ya revela la llegada de la Iglesia. Habla de un hijo que no quería hacer la voluntad del Padre pero al final la haría, hablando de los gentiles. Terminemos Mateo 21:40- 41: Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.” O sea, este cambio no vino por un capricho de Dios. Si la Iglesia ya estaba proyectada antes de la fundación del mundo, el corazón y la sabiduría de Dios ya sabían de toda la rebeldía de Israel. Este es un momento importante, y me gustaría que fuera importante para ustedes. Porque después de que lo comencé a leer, se hizo muy importante para mí. Dios siempre insistió con Israel: “Todo el día extendí mi mano a un pueblo rebelde y contradictor”.

Los Reclamos De Jesús A Los Escribas Y Fariseos

Terminamos esta parte mirando el capítulo 23. La tercera parábola, sobre las bodas, mañana la veremos con más atención. Porque dice mucho sobre Israel, pero también sobre nosotros, la Iglesia. Para darnos cuenta de algunas cosas importantes que están sucediendo aquí. Porque después de dar parábolas fuertes y decir que el reino les sería quitado, Jesús les da reprensiones de las más duras que se pueden imaginar. Delante de todos comienza a decir: “¡Ay de vosotros, ay de vosotros, ay de vosotros!”.

Leamos:

Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.” (vs.1-2)

Son como el hijo que dice: “Voy a hacerlo”, pero al final no lo hace. Y comienza a dar  más detalles. ¿Qué encuentra Cristo en ellos, que los deja tan descontentos a él y al Padre? ¡Estaban tan descontentos! ¿Los acusa de estar por la noche usando cocaína y bailando en las fiestas?  El reproche tan profundo del Señor no viene por pecados escandalosos. Veamos de qué los acusa (vers. 4): “Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar.”

1°) “Atan sobre los hombres cargas pesadas y difíciles”. Me hace acordar a Juan diciendo: “Sus mandamientos no son gravosos”. Y a Jesús diciendo: “Si quieren seguirme, tomen mi yugo, porque mi yugo es fácil y mi carga ligera”. Lo que viene de Cristo, viene con el poder de Cristo. Lo que viene de Cristo, viene con el mismo espíritu de Cristo, y no es una carga pesada para nadie.

2°) Pero Jesús los acusa, no solamente por poner cargas pesadas: “y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas”. ¿De qué está hablando? Ellos no practicaban lo que predicaban, solamente eso. Y estaban descalificados.

Somos conocedores de la voluntad de Dios, pero no de la misma manera. Cada vez vamos conociendo más de ella. Y somos hechos por el Señor responsables por aquello que conocemos. ¿Cuál era el gran pecado de los fariseos? Jesús los llama muchas veces hipócritas. A estos del vers. 4 podríamos llamarlos incoherentes. Pero Jesús es más fuerte aún al hablar de hipocresía.

Oración: “Padre, sabemos que dentro de nosotros, en nuestra carne hay siempre un fariseo, un saduceo, queriendo de alguna forma pedir cuentas. Líbranos, libra a cada uno de nosotros, libra a cada uno de estos pequeños.”

3°) La siguiente acusación de Jesús tampoco tenía nada que ver con bailes, cocaína, o con pecados escandalosos. Era algo que no sé si a nosotros nos escandalizaría. Vers. 5: “Antes hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres”. Buscaban reconocimiento.

Cada cosa que  Jesús decía, probaba que ellos no estaban fructificando.

Seguimos en el vers. 5: “pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos”. Yo no sé qué sería, pero queda muy claro que estaban muy preocupados por la apariencia externa, por su imagen. Daniel me dice que cada filacteria era un libro que memorizaban. Era como exhibir sus medallas.

¿Qué más? Ya vimos hipocresía, incoherencia, búsqueda de reconocimiento, honra, honor. Vers. 6: “Y aman los primeros asientos en las cenas y las primeras sillas en las sinagogas y las salutaciones en las plazas”. Amaban estas cosas. “Y que los hombres lo llamen: Rabí, Rabí”, que era una forma de dar un título. ¿Por qué entre nosotros no decimos “pastor Víctor”, “pastor Daniel Divano”. Imagínate diciendo: “El pastor Daniel Divano ahora va a hablar”. No tenemos esta costumbre porque no se pone la función antes del nombre, lo que se pone delante del nombre es un título. Si tienes un vecino odontólogo que se llama Cleber, le vas a decir Doctor Clever; él tiene un título, pero nunca lo vas a llamar Odontólogo Clever. Podemos poner delante del nombre un título, pero nosotros no tenemos título, tenemos funciones: pastor, profeta, lo que sea, no son títulos, son funciones. Pablo afirmaba que era apóstol, y le decían: “¿Qué estás diciendo Pablo? ¡Te estás agrandando!” “No, soy la basura de todos”, asi lo veía. Pero los fariseos no tenían ese corazón.

Miren cuantos “¡Ay!” aparecen aquí. Vers. 13: “Ay de vosotros”. La misma expresión aparece en los vers. 14, 15 y 16: “Ay de vosotros”. Está  lamentando por la realidad de sus vidas en el futuro. También en los vers. 23, 25, 27 y 29. ¡Qué profundo desagrado tenía el Señor, qué profundo descontento! Pero hermanos, es importante entender que lo que Jesús encuentra en ellos son problemas de corazón, de motivación. Y por eso les reprocha, por eso manifiesta su descontento.

Decía que cuidaban de los detalles, pero se olvidaban de lo que realmente importa. ¿Qué es lo que importa? Justicia, misericordia y fe. Veamos el vers. 23: “…se olvidan de lo más importante, que es hacer justicia y tener misericordia y fe.” ¿Qué es lo que le interesa a Dios? “¿Qué es lo que te pide Jehová?” pregunta el profeta Miqueas, “que practiques la justicia, que seas justo, que andes en misericordia y que andes humildemente con Dios.” (Miq. 6:8)

Por su comportamiento, los fariseos fueron calificados por Jesús como ciegos e hipócritas; y aunque engañaban al pueblo, a Dios no lo engañaban. Estaban descalificados para el Reino.

Mañana, queridos, vamos a hablar sobre lo que nos califica para el Reino. Los fariseos estaban descalificados. La lista de pecados no era para escandalizar a la sociedad o la generación de hoy, pero estaban descalificados. Estaban condenados al infierno. Jesús les pregunta en el vers. 33: “¿Cómo escaparéis del infierno?” Y peor aún, hacían descalificar a quienes los seguían. “…porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.” (v. 15) ¡Qué locura!

Oración: “Señor, es tiempo de entender y vivir tu mensaje de forma completa. Pero necesitamos socorro, necesitamos mucho más de Ti, de la fe. Estamos con la actitud tuya cuando te hiciste hombre y te humillaste. Necesitamos que tu corazón tome nuestra vida totalmente. Que estos días aquí, junto a hermanos que son como nosotros, con las mismas luchas, en humildad delante de tu presencia, tu Espíritu haga lo que falta, lo que tiene que completar en nuestra vida para no caer en el conflicto que tu Hijo tuvo con la religión. Danos realidad concreta.”

El Peligro De La Religiosidad

Concluyendo, los últimos días de Jesús fueron de total conflicto con el sistema religioso, una lucha entre la sabiduría de Dios y la religión. Sepamos que la primera cosa que inventó el hombre fue la religión. Caín inventó su religión, pero Dios no se agradó de su ofrenda ni de él. Dios dijo: “No me agrado de tu ofrenda ni de ti, porque tu ofrenda nació en tu corazón, no en el mío. Tú eres el rey de esta ofrenda; no me gusta”. Allí nace la religión: la forma humana, estereotipada, externa, de buscar el reino de Dios. Por eso Jesús choca. Confronta con toda esa cuestión: ¿Puede el hombre inventar? ¿Puede Dios actuar y después el hombre entrar con lo suyo? Como fue con Israel, y como sucede tantas veces en la historia de la Iglesia, Dios pone su Espíritu, su Palabra, hace una revolución; pero después el hombre tiene algo bueno para agregar, y allí comienza la religión.

Está latente en el texto, lo hablaremos mañana, el tema de pertenecer al Reino, de ser parte del Reino. Está también sucediendo un cambio: el Reino es quitado de unos y dado a otros. El motivo es falta de fruto. Voy a repetir: un final tenso, lleno de conflictos; una lucha entre la sabiduría de Dios y la religiosidad humana; está latente el tema de pertenecer o no al Reino de Dios; Jesús está hablando de una extraña y sorprendente transferencia: el Reino va a ser quitado de Israel y dado a otro pueblo, y la causa es la falta de fruto.

Mañana comenzaremos a contestar otras preguntas, y ya tendremos el pie un poco más en lo que se llama escatología. Encontraremos: ¿Qué hará Dios de allí en adelante con el pueblo de Israel? ¿Qué va a demandar del nuevo pueblo que está recibiendo el Reino?

Oración: “Padre Santo, gracias por estos chicos y chicas que están aquí, porque Tú les has llamado a tu Reino y ellos han respondido. Te damos gracias Señor, por aquellos que ya están perseverando hace muchos años. Tú sabes que esperamos en Ti; no tenemos ninguna esperanza en nosotros: esperamos en Ti, que Tú mismo puedas producir algo que nos ayude a seguir en este Camino. ¡Gracias por tu amor! Te alabo por el amor que tienes a los chicos que están acá. Tú eres bueno. Permítenos hablar en estos días de tu paciencia, de tu longanimidad. Estamos apegados a ella, la necesitamos todos los días. Gracias, Señor. Tú eres bueno. Amén.”