El dominio propio es una de las manifestaciones de la presencia de Cristo en nosotros. No es una virtud personal sino una cualidad del Espíritu. Sujeta los apetitos del cuerpo y el uso de las emociones y es una buena forma de evaluar nuestra espiritualidad. Un mensaje que abrirá nuestros ojos y nos ayudará a evaluar hasta qué punto nos hemos rendido a la obra del Espíritu. Rosario, 24/5/2015.
Suguiendo las pisadas de Cristo