En un retiro celebrado en la ciudad de San Justo, Provincia de Buenos Aires, Ivan trae un profundo mensaje que nos incomoda y redarguye en nuestras fibras más íntimas. La obra de Cristo fue para reconciliarnos con el Padre, y toda actividad y vida que no está en total dependencia y comunión con el Padre, no solo no tiene valor, sino que nos coloca ante el gran peligro de la falsedad y la religiosidad. Un llamado a revisarnos y vivir vidas santas que aborrecen el pecado y el mundo, colocando al Eterno y nuestra comunión con Él como nuestro valor supremo.