La conversión que no produce cambios en nuestra percepción del dinero y los bienes que tenemos no es una verdadera conversión. El Reino de Dios precisa llegar también a nuestro bolsillo.
Suguiendo las pisadas de Cristo
Suguiendo las pisadas de Cristo
La conversión que no produce cambios en nuestra percepción del dinero y los bienes que tenemos no es una verdadera conversión. El Reino de Dios precisa llegar también a nuestro bolsillo.